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Voto de Antonio Morales:
6
Drama Basada en una historia real, cuenta la vida de José María, un joven de 16 años que se siente mujer en un cuerpo de hombre. Ayuda en el negocio familiar, un pequeño hotel en un pueblo cercano a Barcelona. Sin embargo, no encaja en su entorno. Su hermana es su auténtica confidente, ya que le cuenta todo lo que le pasa. José María no se siente feliz porque en el instituto sus compañeros se ríen de él y le ridiculizan en público, llamándole marica. (FILMAFFINITY) [+]
19 de noviembre de 2015
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Proyecto puesto en marcha cinco años antes y frenado por la censura, Vicente Aranda y su guionista Joaquín Jordá, tuvieron que esperar a la muerte del dictador para poder filmar esta historia inspirada en hechos reales, de un joven que pese a ser físicamente un hombre, se siente mujer. En el fondo, más allá de lo morboso, lo que el film propone es la lucha de un ser humano por realizarse y sentirse bien consigo mismo. El mayor acierto del film, es sin duda, la elección de la protagonista, Victoria Abril (José María/María José), es una mujer la que hace el papel de un chico, al contrario de lo que cabía esperar. Y lo hace espléndidamente, abriendo una etapa de larga colaboración con el cineasta.

El film no deja de ser un melodrama, un claro testimonio de su tiempo, en el tratamiento de temas tabúes, que no se pudieron abordar hasta el cambio de régimen. La música de Bach, abre el film e ilustra los momentos más importantes de la historia de un transexual rechazado por su entorno de provincias y con un padre autoritario. El abandono de la tutela familiar, su huida a Barcelona donde la entrañable dueña de la pensión, Rafaela Aparicio se ganará su amistad con su conducta maternal, su amistad, consejo y protección.

Aranda tuvo la suerte de contar con el operador Néstor Almendros, (ganador del Oscar por “Días del cielo” 1978, de Terrence Malick, antes de irse a Francia a trabajar con Truffaut y Rohmer y después a Hollywood, su fotografía realza la belleza de las actrices, es cuidada y luminosa a pesar del clima melodramático de la narración, Aranda mantiene la contención en la puesta en escena y un control considerable en la expresión interpretativa.

Otro punto a favor es la inestimable ayuda de Bibi Andersen (transexual con experiencia y muy famoso que también trabajó con Almodóvar) que se ofrece como una especie de Pigmalion, asesorando y apoyado a su amigo a enfrentarse a las dificultades de integrarse en una sociedad troglodita e intolerante que sólo los admitía en espectáculos porno y similares. Una película que ilustra perfectamente aquella época y que recomiendo para los cinéfilos jóvenes que no conocen este tipo de cine.
Antonio Morales
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