Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Antonio Morales:
8
Comedia. Drama En Nueva York, dos matrimonios se reúnen, en principio de manera civilizada, para hablar de la reciente pelea que han tenido sus hijos en un parque. Pero el encuentro se complicará hasta límites insospechados... Adaptación de la obra teatral homónima de la autora francesa Yasmina Reza. (FILMAFFINITY)
14 de abril de 2015
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Polanski con esta obra en clave de comedia, demuestra una vez más su contrastada maestría a la hora de manejar un único espacio cerrado con una precisión milimétrica de la puesta en escena, un ritmo asombroso y su habilidad para sacar de sus actores, espléndidas composiciones que apelan a cuestiones subliminales como el discurso de la falsedad de las apariencias, la nula autocrítica y el escaso conocimiento que tenemos de nosotros mismos. “Un dios salvaje” tiene el mismo denominador común que otras obras del cineasta como “El cuchillo en el agua”, “Repulsión” “El quimérico inquilino”, “La semilla del diablo” y tantas otras, las cuales también giran en torno al retrato de personajes en conflicto y aislados en unos pocos o a veces únicos escenarios, muchas de ellas con conflictivas relaciones de pareja o matrimoniales como telón de fondo.

Basada en la obra teatral de Yasmina Reza, originalmente titulada “Le dieu du carnage” adaptada por Polanski y la propia dramaturga, la trama es muy simple: una pareja acude al domicilio de otra para solventar un incidente, que tuvo lugar en un parque público junto al puente de Brooklyn, mientras sus hijos jugaban. El hecho en sí, no es más que un pretexto banal para un duelo dialéctico a cuatro bandas, que se acaba estableciendo para que salgan a relucir las auténticas personalidades de los personajes. Winslet, Foster, Waltz y Reilly, serán los encargados de plasmar esos demonios interiores que guardamos celosamente. Hay también en ella ecos del cine de Buñuel “El angel exterminador”, provocando situaciones jocosas y patéticas que sugieren hilaridad y reflexión al mismo tiempo, el absurdo y lo ridículo que subyace sobre las conductas humanas que el film acaba describiéndonos.

Polanski nos invita a decir en voz alta aquello que a menudo todo el mundo piensa o pensamos pero que muy pocos se atreven o nos atrevemos a decir públicamente por miedo a las consecuencias. A medida que pasa el rato, el contraste de caracteres de los personajes no hace sino agudizar la creciente tensión que se palpa en el ambiente: Penélope (Foster), una escritora y amante del arte, preocupada por el tercer mundo; su marido Michael (Reilly), comercial de ventas en complementos para el hogar; Nancy (Winslet), una agente de Bolsa; y su esposo Alan (Waltz), un cínico abogado que cuando la situación comienza salirse de madre, comenta en voz alta el verdadero tema de la obra de Reza.

Y no es otro que, el mundo está gobernado por una especie de dios salvaje que es el que, en última instancia, nos recuerda que debajo de nuestra capa de cultura y civilización no somos sino animales que luchamos egoísta y ferozmente por defender nuestro territorio y nuestros cachorros. Hubo varias versiones de la obra, concretamente la española con el mismo título del film la protagonizaron Aitana Sánchez Gijón y Maribel Verdú. Polanski ha optado por la versión estrenada en Broadway que interpretaron: Jeff Daniels, Hope Davis, James Gandolfini y Marcia Gay Harden ambientada en Nueva York, aunque el cineasta la rodó en un estudio de París.
Antonio Morales
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow