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Voto de Antonio Morales:
6
Comedia. Thriller Tres jóvenes (Odile, Arthur y Franz) se conocen en clase de inglés e inmediatamente se hacen amigos. Los tres comparten su interés por la literatura criminal.
21 de junio de 2015
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Corría el año 1964, Godard había finalizado “El desprecio”, una de sus mejores obras, en mi opinión, rodada en color y scope, fue su experiencia mediática con Brigitte Bardot y Fritz Lang en la isla de Capri frente a Nápoles, famosa por sus agrestes y escarpados caminos y su famoso licor “Limonchelo”. La “Nouvell Vague” como movimiento teórico había dejado de existir. Truffaut rodaba “La piel suave” y preparaba el famoso libro entrevista sobre Alfred Hitchcock. La famosa revista “Cahiers du cinéma” se remodelaba, en Octubre de aquel año aparecería el último de los ya míticos cuadernos amarillos.

Godard fue un iconoclasta que siempre levantó acérrimas polémicas a favor y en contra, su cine es el testimonio de una época, una herencia de la cultura occidental cristalizada a través de la cultura francesa. “Banda Aparte” carece del culto y la importancia que los aficionados le damos a otros títulos más conocidos del cineasta como: “Al final de la escapada”, “El desprecio”, “Pierrot el loco” o “Alphaville”, aunque no es menos cierto que “Banda Aparte” debe ocupar su lugar quizás no tan interesante pero necesario. Sobre todo para completar el discurso global y el estilo personal dentro de la sugestiva y radical trayectoria de Godard.

El film define un contexto preciso y una posición del cineasta ante el cine y, por supuesto, ante el mundo del que surgía ese cine. En “Banda Aparte”, Godard regresa a su típica concepción del relato policíaco, en blanco y negro, formato cuadrado, de nuevo en la calle, con abundancia de planos en que los transeúntes miran curiosos a cámara mientras ésta sigue las evoluciones de Odile, Franz y Arthur (Anna Karina, Sami Frey y Claude Brasseur) antes de buscarse problemas con la policía. La película tiene un tono paródico y desenfadado con influencias del cine americano de serie B, los tres se conocen en la academia de Inglés a la que asisten.

La música burlesca desde los títulos de crédito invita más al juego lúdico que a la reflexión, las desventuras de tres jóvenes que rechazan las convenciones sociales reivindicando una libertad mal entendida, desafiando el orden con carreras por el centro del París nocturno, por el museo de “El Louvre” o bailando al son de un rythm´n blues con una coreografía que combina música, baile y palmas. La música de Michel Legrand y la fotografía de Raoul Coutard elevan el tono del film pero sin llegar a la altura de otras obras citadas en esta reseña.
Antonio Morales
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