Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Antonio Morales:
6
Drama Eve, una mujer que ha sido abandonada por su marido, se reúne con sus tres hijas para tratar de afrontar la situación. Ella se encuentra en un momento crítico, pero sus hijas también tienen sus propios problemas, algunos de ellos derivados del poco cariño que han recibido de su madre. Las emociones se desbordan cuando el marido se presenta en la casa familiar acompañado de la mujer con la que quiere casarse. (FILMAFFINITY)
2 de marzo de 2014
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cineasta de Brooklyn tras sus éxitos con “Annie Hall” y “Manhattan” en las que, en sus geniales monólogos se declara admirador de las películas de Bergman, quiere experimentar con otro lenguaje alejado de su estilo habitual que era la comedia, para adentrarse en el drama y los conflictos existenciales muy recurrentes en el universo del cineasta sueco. Allen escribe un guión donde se refleja la angustia por la soledad, la falta de cariño y amor entre padres e hijos y el egoísmo de los personajes, más preocupados por sí mismos que por ayudar a sus seres queridos.

En “Interiores” los personajes miran mucho por las ventanas. Miran las tres hermanas (Diane Keaton, Kristin Griffith y Mary Beth Hurt), miran el padre (E. G. Marshall) y la madre (Geraldine Page). Por dichas ventanas entra mucha luz, centros restallantes de luz, una luz que, posiblemente, quiere iluminar esas zonas de sombra que, a pesar de sus esfuerzos, los personajes dejan siempre fuera en sus diálogos, por más que se empeñen en sacarlas al exterior con frases, miradas y gestos trascendentes. A esto se le llamó influencia “bergmaniana”.

Si “Interiores” tiene influencias o reminiscencias de Bergman es a través de su construcción argumental y a través de la frialdad de su tono fotográfico, excelente Gordon Willis, al Bergman de “Secretos de un matrimonio” más que al de “Persona” o “Pasión”. Pero la historia es algo anodina, a pesar de los excelentes actores, la historia no fluye, no interesa demasiado y sus relaciones tampoco. Quizá sea que la trascendencia, como la originalidad, no se busca: se encuentra a lo largo del camino. La película era un riesgo para Allen del que no termina de salir airoso. Los elementos juegan en contra del realizador: cuando Diane Keaton habla sobre la muerte, la fatalidad de la vida y el acto creativo literario, es Woody Allen el que está hablando por su boca. Se nota demasiado.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Antonio Morales
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow