De todas las películas de superhéroes, y hay muchas… quizás demasiadas, “Superman” sigue siendo la más genuina y gloriosa de todas. Con un elenco de artistas de primer nivel, aunque veteranos y en papeles secundarios pero dejando ver su calidad como actores. Una lujosa superproducción para la época, 1978 era un año en que los efectos especiales alcanzaban una especial relevancia, que ahora nos parecen ridículos pero entonces, eran el no va más. Nada que ver a estas alturas con la tecnología digital desarrollada que en mi opinión, creo que nos ha desbordado con la estética del videojuego, que a veces es tan apabullante que aburren con el más difícil todavía, desvirtuando esa magia y fantasía que tenía la ciencia ficción.

En una galaxia lejana, ante la inminente destrucción del planeta Krypton. Un bebé es enviado por sus padres al espacio. En ese viaje sideral llegará a nuestro planeta, donde el niño será adaptado por un matrimonio de granjeros de Kansas (USA), sólo Superman podría tener dos padres como Marlon Brando y Glen Ford. Con los años, se convertirá en Clark Kent (un excelente Christopher Reeve), un reportero del Daily Planet en Metrópolis, un tipo desgarbado, ingenuo, que es algo torpe y tímido con las mujeres. Consciente de sus poderes sobrenaturales, los utilizará para luchar contra la injusticia y la maldad encarnada por el villano Lex Luthor (un desaprovechado Gene Hackman) que es una amenaza para la sociedad.

La obra se divide en una serie de “set pieces” diferenciadas, que le impiden alcanzar una homogeneidad global; tenemos el episodio de Krypton con sus padres originales, el de Smallville con su padres adoptivos educándolo en valores humanos, la Fortaleza de Soledad y su aprendizaje, todo lo que atañe a la redacción del periódico y, por último, la trama que atañe a Lex Luthor. Pero no hay algo que ensamble todo ello entre sí y conforme una unidad. La historia de amor con Louis Lane, siendo romántica le falta más poder de convicción, dado el origen del protagonista y su condición de superhéroe para la empatía con el espectador.

El personaje creado por Shuster y Siegel, nació sobre el papel en 1938, pero no sería hasta 40 años después cuando el cine encontró el vehículo idóneo para inmortalizarlo. Acción y aventura se dan cita en esta entrañable película para todos los públicos que sin ser perfecta, por lo ya expuesto anteriormente, Richard Donner supo imprimirle en coherencia con las principales reglas de oro del cine, la grandiosidad del gran espectáculo para divertir a la audiencia emocionando a toda clase de espectadores. La película forma parte de la historia del cine, su éxito comercial provocó muchas secuelas que en mi opinión y a pesar de los muchos y mejores efectos especiales, son inferiores a este Superman producido por Alexander Salkind.