Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Antonio Morales:
8
Drama María (Ana Fernández) malvive en un oscuro apartamento de un barrio miserable, trabaja eventualmente como chica de la limpieza y, casi con cuarenta años, descubre que está embarazada de un hombre que no la ama. Su soledad es tan grande que sólo encuentra consuelo en la bebida. Su madre (María Galiana), que ha consumido su vida al lado de un hombre violento e intolerante, no tiene ni siquiera el consuelo de tenerla cerca. Con motivo del ... [+]
30 de agosto de 2014
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cineasta quería contar en imágenes un relato de cariz autobiográfico; de algún modo, la historia de su madre y de todas las madres a las que dedica el film, de sus amigas y hermanas; en definitiva, la historia de su pueblo natal, Lebrija. Quiso contar el drama de unos personajes que conocía y amaba, sencillos y cercanos, no grandes héroes, ni personajes sofisticados. Es la historia de dos mujeres, madre e hija, ambas de origen campesino y que se ven obligadas a vivir juntas durante algunos días en la ciudad. “Solas” es una apasionada oda al amor materno, a la fuerza arrolladora de esas sufridas mujeres que soportan con infinita paciencia las estrecheces de la vida. La resignación frente al sufrimiento, la incomprensión de sus hijos y el comportamiento despótico de sus maridos.

El rostro de María Galiana que encarna a la madre refleja una inmensa humanidad, tenazmente, va rompiendo con su dulzura la dureza y frustración de María (Ana Fernández) y la soledad del vecino viudo (Carlos Álvarez-Novoa) que consuela su tristeza con su perro, hasta hacerles comprender que el amor es lo único que puede ayudarlos a atravesar con dignidad el largo túnel de sus vidas. “Solas” es, ante todo, un retrato humilde y honesto sobre cierta condición femenina – no sólo andaluzas –, que refleja la violencia conyugal que se cobra muchas víctimas cada año. Las desventuras de una madre, cuyo tiránico marido la trata como a un ser inferior, y la difícil convivencia con su hija – alcohólica, embarazada y rechazada por su novio, que la invita a abortar –, este cineasta andaluz ofrece un agudo estudio sociológico en un ambiente de clase baja. Muestra la incomunicación entre dos generaciones de mujeres y sus diferentes actitudes ante la vida, a lo que hay que añadir otros temas colaterales como la soledad que sufren los ancianos en las grandes ciudades, las frustraciones personales, la insolidaridad y la miseria.

Este original film, radicalmente andaluz, desvela la idiosincrasia de todo un entorno, que trasciende el territorio del sur de España. Con imágenes austeras y transmitiendo los sentimientos más íntimos – a veces con un simple gesto o una mirada – Zambrano no cae en la retórica sentimental fácil y evidencia una problemática que va más allá de la geografía. Una cámara que intenta extirpar de cada pequeño detalle de la vida cotidiana, el drama de esos seres infelices a los que quiere comprender. Una película sobria que dignifica a los personajes, los trata con respeto y los arropa con una imperceptible atmósfera de poesía. Una película que parece pesimista, pero en el fondo no lo es. El cineasta defiende abiertamente la vida, a la vez que hace un elogio de la maternidad y de la familia. Porque el cine no sólo es arte y diversión, es también comunicación para transmitir ideas, para transformar y mejorar el mundo en que vivimos.
Antonio Morales
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow