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Voto de Antonio Morales:
6
Drama Roddy (Ivor Novello), primogénito de la rica familia Berwick, es expulsado del instituto acusado de haber ultrajado a una mujer. Su padre le repudia, y entonces decide ir a París, donde se gasta el último dinero que le queda y comienza a buscarse la vida. (FILMAFFINITY)
3 de mayo de 2014
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras el éxito de crítica y público obtenido por “The Lodger”, la productora de Michael Balcon, Gainsborough Pictures decidió reunir de nuevo a Alfred Hitchcock y el actor (muy famoso en aquella época) Ivor Novello. Ambos decidieron entonces adaptar la obra “Donhill”, escrita por Novello y Constante Collier, bajo el seudónimo de David L´Estrange, lo que dio lugar a la más oscura de las primeras películas de Hitchcock. “Declive” narra la caída a los infiernos de la degradación, acusado de un delito que no ha cometido, un apuesto estudiante es expulsado del centro de estudios, repudiado por su acaudalado padre, abandona el hogar en busca de una nueva vida.

A partir de ahí asistimos a una sucesión de mujeres manipuladoras y egoístas que acaban convirtiendo a Roddy Berwick en una sombra de lo que pudo ser. El joven se convierte en un títere sin voluntad que va decayendo cada vez más y pululando por los submundos de París y Marsella. Se trata de un drama tormentoso originado por una falsa culpabilidad en el cine típico de Hitchcock, algo tópico en su entramado argumental pero extremadamente creativo en su puesta en escena y sus originales soluciones visuales. Es un ejemplo temprano del interés del cineasta por la culpa y por cómo ésta se transfiere, que muestra una ambigua y ambivalente actitud hacia la familia e incluso cierta misoginia, se nos presenta hoy como una de las obras más arriesgadas y de mayor inventiva visual de la época muda del director, e incluso como un precedente de algunas de sus obras posteriores. Por ejemplo, la sorprendente escena de la pesadilla de Roddy, al presentarse ahora con los tintes originales, se nos muestra de color verde, y nos recuerda un recurso que el cineasta repetiría después en “Vértigo”, la escena del hotel con el rótulo luminoso en verde.

Presentada por el sello Divisa, la película ha sido restaurada con su metraje original de 101 minutos en una magnífica copia y no los 80 minutos que anuncia la ficha de esta web. Según comentaba Hitchcock a Truffaut en su famoso libro, el cineasta se sentía satisfecho de algunas ideas que puso en práctica en el film, pues eran tiempos de perfeccionamiento del lenguaje narrativo. En este film no hay cameo del director, pues no sería hasta “Blackmail” (1930). Según palabras del propio director: “Al principio se trataba de una cuestión simplemente utilitaria, había que amueblar la pantalla. Después se convirtió en una superstición, y más tarde en un gag.
Antonio Morales
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