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Venezuela Venezuela · Maracaibo
Voto de bucefalo:
7
Drama A pesar de haber empezado una prometedora carrera de escritor, Ryota va de desilusión en desilusión. Se ha divorciado de Kyoko y gasta todo el dinero que gana como detective privado apostando en las carreras, por lo que finalmente no puede pagar la pensión alimentaria de su hijo de 11 años, Shingo. Ahora Ryota intenta ganarse nuevamente la confianza de sus seres queridos y formar parte de la vida de su hijo. La situación no parece ... [+]
2 de junio de 2017
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me gusta el cine japonés bueno. Luego de ver “DE TAL PADRE, TAL HIJO” (2013) de Hirokazu Koreeda, no podía dejar de sentir curiosidad por ésta otra película de su misma autoría: “DESPUES DE LA TORMENTA (2016). El Japón contemporáneo es el escenario de una historia de la cotidianidad: un retrato de familia cuyo principal protagonista es un escritor que duda de su talento y que atraviesa la pesadumbre de un divorcio que no termina de asumir. La madre de éste hombre joven es una especie de terapeuta del hijo descarriado a través de la sabiduría que confiere la edad. Sabia pero consiente del fin; y brutalmente realista para saber que no siempre la vida te da lo que uno procura conseguir de ella. La relación entre familiares siempre es complicada porque la humanidad es complicada en sí misma. Nuestros códigos de conducta implican una aspiración de superación que no siempre somos capaces de concretar ya sea por nuestras propias flaquezas e inconstancias o también por esa mala suerte de un destino adverso, esa mala época que truncó nuestras alas para volar sin tropiezos. La lentitud y parsimonia del cine japonés es su característica como reflejo de unas costumbres milenarias basadas en la rectitud de unos códigos alrededor del honor que en la sociedad moderna de hoy ya no son tan dogmáticos como en el pasado. El protagonista muestra su cara más vulnerable y está atrapado en un laberinto de inconstancias que no le permiten definir el centro de su vida: el juego le obnubila; su condición de esposo enamorado aunque ya no correspondido le sumerge en un nihilismo bucólico; no acepta tampoco ser un padre que sólo puede ver una vez al mes a su único hijo (las “leyes del divorcio” favorecen a la madre como sí los padres no hicieran falta, uno se divorcia la mujer o del hombre, más no de los hijos) y luego están las deudas, la precariedad económica que lo convierte en un ser vil porque es capaz de robarle a la madre aunque a ésta no le importe: el amor de madre a los hijos es muchas veces ciego. Y para cerrar ésta compleja trama, común en casi todos los seres humanos, está el recuerdo de la figura del padre muerto ya sea en un plano afirmativo o por el contrario, desde el resentimiento. La “tormenta” siempre está presente en el firmamento de los hombres y mujeres y nuestras habilidades para salir de ellas no siempre son las mejores. ¿Después de la tormenta la paz? No siempre. El destino humano es aciago.
bucefalo
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