El cine es básicamente entretenimiento y a la gente le gustan mucho las historias de amor imposibles en contextos épicos y trágicos. “Lo que el viento se llevó” y “Titanic” corroboran esto que decimos. Así que “Australia” de Baz Luhrmann (Romeo y Julieta de William Shakespeare, 1996 y Moulin Rouge, 2001) se propuso administrar la dosis del éxito taquillero aunque lamentablemente no dio la talla de acuerdo a nuestra apreciación. Ni siquiera Nicole Kidman logra salvar la película desarrollando una actuación demasiado afectada y muy poco convincente en el papel de una rica inglesa que se traslada a Australia en plan de ganadera extraviada. “Australia” es un collage de situaciones caricaturescas sin la coherencia mínima para emocionarnos y sorprendernos. Larga y tediosa, la historia superpone tantas cosas que pareciera ser más un drama novelesco superficial que el intento por rememorar situaciones dramáticas y conflictivas como el apartheid étnico/racial que han tenido que sufrir los habitantes originarios de la isla por parte de la colonización inglesa. En varias oportunidades se reivindica la necesidad de una identidad histórica, de una conciencia personal en torno a los orígenes que permita una existencia con algún mínimo sentido; pero esto sólo aparece como enunciado, no se profundiza en ello ni siquiera en los personajes protagonistas, demasiados estereotipados para dar una mínima impresión de realismo.