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Venezuela Venezuela · Maracaibo
Voto de bucefalo:
7
Romance. Drama La historia tiene lugar en el siglo XIX y explora las relaciones entre los miembros de la alta sociedad rusa. Ana Karenina, una mujer de la alta sociedad que se enamora del joven y apuesto oficial Vronski, abandona a su esposo y a su hijo para seguir a su amante. Nueva adaptación de la novela de León Tostói. (FILMAFFINITY)
9 de mayo de 2013
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No haber leído la obra de Tolstoi previamente a la película pudiera ser algo hereje. Con todo me acerqué a la más reciente versión cinematográfica de las muchas que se han hecho con una expectativa indolente. Me figuraba encontrar un drama sin brillo y sobre los lugares comunes acerca del amor romántico. Pues no. Si bien ésta versión de Keira Knightley y Jude Law no es de mi gusto, demasiada teatral y al estilo de un musical, me impactó la historia de una adultera retadora. Aquí el amor es una pasión desbordada y sin control. Una pasión de una mujer madura cuyo amado le hace desquiciar hasta conducirla al fin. Y esto sí es llamativo: como los sentimientos, las emociones y pasiones se ponen por encima del sentido común y la razón. Karenina se comporta como una adolescente despreocupada y reta todas las convenciones sociales de su tiempo de una forma suicida. Su autenticidad tiene un costo demasiado alto y sabe que debe pagar por ello. La gran mayoría de las adulteras sin autocontrol son expertas en el arte del disimulo y el engaño, asumen los riesgos de las sanciones sociales, morales y religiosas de una forma calculadora y fría. Karenina no, porque siente su amor cuestionado como puro. Karenina siente un profundo desprecio y odio por su esposo, al que tilda de rutinario y predecible, al que rechaza instintivamente porque no le emociona y le niega el veneno del amor apasionado, al que ella es adicta y no puede controlar que le subyugue. A su vez, el marido se muestra poco digno y no logra entender que cuando a uno no le quieren no se puede forzar el sentimiento. Acepta como un tonto que la Karenina le ponga los cuernos a la vista de todos y es incapaz de acabar por lo sano con una relación que le envilece. Claro, hacer de observador desde una cómoda butaca sin meternos en el pellejo de los personajes tampoco es muy justo que digamos. Aún así, la Karenina, tuvo el valor, al igual que Eva, de retar las prohibiciones y de pagar caro sus consecuencias. Para Dante en el Infierno, los adúlteros y traidores, penan en las peores pilas, de seguro que la Karenina, se encuentra en una de las más profundas y horrorosas, aunque fiel ante sí misma. Porque vamos a estar claro, una cosa es la lealtad o fidelidad de las convenciones y muy otra la que de verdad uno siente y cree, y en Karenina, como ocurre con la mayoría de las parejas, muy pronto descubrió que amar por compromiso social en muy distinto que hacerlo con total libertad y convicción.
bucefalo
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