Los nuevos tiempos requieren nuevas reescrituras, acorde a las corrientes sociales, de las historias cinematográficas mas épicas. El señor de los anillos, no iba a ser menos. Esta vez, volvemos a una tierra media, llena de diálogos vacíos, pequeños discursos morales y actores con el carisma de una piedra, intentando interpretar personajes que tenían una magia irrepetible. ¿Por que respetar la coherencia de la trilogía de Peter Jackson? Mejor re-imaginemos Hobbiton con una comunidad afroamericana, o los bosques afroamericanos de los elfos, o las minas negras de Nogrod, donde la escarpada Montaña Azul, y la cerrada cultura Enana, no pudo evitar la llegada masiva de extranjeros de otra raza en concreto. La fotografía, HDR, localizaciones, muy correcta en general. Uno de los valores mas representativos de "la comunidad del anillo" era la exaltación de la amistad, el compañerismo y los esfuerzos en común que se necesitan para llevar a cabo un propósito, actitudes que nunca pasan de moda, sobre todo con el reciente "covid-19". Pero que en esta producción, no cuenta, los valores que intenta transmitir son otros bien distintos, ya que me saca completamente de la historia, la forzada inclusión, tanto racial, como de género.