Han convertido a Sherlock en un asesino irracional! No consigue vencer a su enemigo y lo primero que se le viene a la cabeza es pegarle un tiro y dejarse de tonterías. ¿Dónde se ha quedado la fuerza y la filosofía de vida de este hombre excepcional? Relegado a ser un asesino y sin signos de arrepentimiento. Es más, en los últimos dos minutos le encargan un nuevo caso (el regreso de Moriarty) y asesinato olvidado. Si esto fuera un película de acción mediocre holliwodiense donde matar a los malos es como extirparse los granos de la espalda no pestañearía ni un segundo y aún mascullaría entre dientes "se lo merecía, el cabrón". Pero estamos hablando de Sherlock, cuya fortaleza reside en su mente, los casos son su drogas y cuanto más complicados mayor el chute, ¿decide resolverlo a base de revólver?.
En realidad, y sé que muchos estaréis pensando así, esta última temporada es un intento de mostrar la humanización de Sherlock, mostrando cómo empieza a esforzarse por ser mejor persona por su amigo. Pero no me lo trago y tres episodios no pueden ser suficientes para ver una evolución así. Además me parece que esa evolución es ineccesaria sino imposible porque Sherlock siempre será Sherlock y no necesitamos que nos pastelicen la historia. Por mucho que el amor haga milagros no puede llegar al extremo de cambiar la esencia de quiénes somos.