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España España · Madrid
Voto de Victoria:
2
Drama Adaptación del best seller de Freidoune Sahebja, que muestra las consecuencias del fundamentalismo religioso en la vida real. En 1986, el imán Jomeini está a punto de asumir el poder en Irán. Mientras tanto, el periodista francés Freidoune Sahebjam (Jim Caviezel), gracias a una avería de su automóvil, llega a una aldea, donde la joven Zahra (Shohreh Aghdashloo) le revela algo que sus vecinos tratan de ocultar al mundo: la verdadera ... [+]
8 de abril de 2012
7 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acabo de ver La verdad de Soraya M. ¿Qué verdad? ¿La de la inocencia de Soraya? El título en español ya me parece, por lo menos, inadecuado. La película relata, transmitir sería un término demasiado elevado, una verdad que sabemos todos que existe desgraciadamente, pero es tan sumamente mala que la indignación por los hechos narrados queda por debajo de la que una siente por haber sufrido durante casi dos horas (voluntariamente, ya lo sé, estuve a punto de dejarla a la media hora pero la lectura de las críticas tan opuestas que había leído me hicieron aguantar esperando alguna mejora) de un guión malo, una fotografía forzada, de postal, unos malos malísimos y unas interpretaciones pésimas. ¡Qué marido más perverso! Su sonrisa estereotipada me ponía enferma al igual que la expresión de la cotilla del pueblo. El papel del alcalde es el necesario en toda historia archisabida, no digamos el del clérigo. Ni siquiera la masa se comporta con la fuerza que le corresponde en la vida real.Y la escena final con Shohreh Aghdashloo en el suelo, elevando sus brazos al cielo y tomada desde arriba me ha parecido patética. Los actores... creo que cometieron el pecado de aceptar papeles así, es imposible una buena interpretación porque los personajes no tienen un ápice de credibilidad. No es una película reivindicativa desde el momento en que lo que se recibe a través de los sentidos nubla lo que podía llegar por el camino del sentimiento y la razón. En fin, hacía tiempo que no veía algo de tan ínfima calidad. ¡Ah! y los cómicos ambulantes del final de la película: la guinda del pastel.
Victoria
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