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Voto de D_Karasu:
10
7,6
35.857
Drama
Soñando con el éxito como cowboy de exhibición, el joven e ingenuo tejano Joe Buck se traslada a Nueva York, donde comienza a trabajar como gigoló seduciendo a mujeres maduras de Manhattan. Joe pronto descubre que ese mundo no es como él se imaginaba, pero antes conoce a Rico "Ratso" Rizzo, un timador que lo quiere estafar. (FILMAFFINITY)
30 de noviembre de 2010
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Joe Bucks (Jon Voight) es un ingenuo texano de pueblo que ha decidido que su vida como friegaplatos ha acabado y que va a ir a Nueva York para trabajar de gigoló, para vivir de mujeres de alta sociedad. Confiando en su físico y en su sonrisa, piensa que allí todo será más fácil. Su único equipaje es un traje nuevo de cowboy, unas botas, una pequeña radio y una maleta de piel de vaca que está cargada de esperanzas y recuerdos que el quisiera borrar. Nueva York no era lo que el esperaba, y todo cambia radicalmente cuando se encuentra con un tipo: Enrique “Ratzo” Rizzo (Dustin Hoffman) el cual le roba su dinero…
Posiblemente este título sea uno de las más importantes en las filmografías de los dos protagonistas: Voight (“El tren del infierno ” 1985, “Defensa” 1972, “Misión imposible” 1996) haciendo de un palurdo texano ignorante de todo lo que le pasa a su alrededor y Hoffman (“El graduado” 1967, “Papillon” 1973, “Sleepers” 1996) en su caracterización de un lisiado que siempre que pasa por las cabinas de teléfonos comprueba que nadie haya dejado ninguna moneda -”enamorando” la cámara en cada aparición que realiza este pequeño hombre pero gran actor-.
El resto del reparto hacen un trabajo notable, mencionar la aportación de la actriz Jennifer Salt (como Annie La Loca) realizando una interpretación bastante significativa, cargada de misterio y sensualidad, y de gran relevancia ya que es através de ella como – en cierta forma – se nos desvela la figura de la mujer en el universo de Bucks.
Aunque en el film se haga referencia y nombre a las peripecias de Bucks, y su inmersión en el oscuro mundo de la noche, de sus habitantes y de la soledad de los suburbios neoyorquinos; esta película es un canto a la amistad, a los sueños perdidos y una ácida critica a la doble moral de la sociedad norteamericana de aquel entonces (que podría trasladarse a hoy en día tranquilamente).
Apunto todo esto, porque esta película se clasificó como X (es decir, es un film que sólo esta permitido verse por adultos por un alto contenido erótico o violento), debido a que la sociedad puritana de aquella época no veía con buenos ojos que se mostrará en pantalla todos esos tabúes que hasta aquel momento el Cine no se había parado a contemplar. Cierto es que, hay escenas que más que ver insinúan; que a pesar de los años me dejan perplejo y que efectivamente sean algo tórridas, no creyendo que un menor de edad las aceptaría de buen gana, pero la vida en la calle era y es así con toda su crudeza.
[..[.[[ La crítica continúa en el "spoiler" por falta de espacio sin desvelar detalles ]].]..]
Posiblemente este título sea uno de las más importantes en las filmografías de los dos protagonistas: Voight (“El tren del infierno ” 1985, “Defensa” 1972, “Misión imposible” 1996) haciendo de un palurdo texano ignorante de todo lo que le pasa a su alrededor y Hoffman (“El graduado” 1967, “Papillon” 1973, “Sleepers” 1996) en su caracterización de un lisiado que siempre que pasa por las cabinas de teléfonos comprueba que nadie haya dejado ninguna moneda -”enamorando” la cámara en cada aparición que realiza este pequeño hombre pero gran actor-.
El resto del reparto hacen un trabajo notable, mencionar la aportación de la actriz Jennifer Salt (como Annie La Loca) realizando una interpretación bastante significativa, cargada de misterio y sensualidad, y de gran relevancia ya que es através de ella como – en cierta forma – se nos desvela la figura de la mujer en el universo de Bucks.
Aunque en el film se haga referencia y nombre a las peripecias de Bucks, y su inmersión en el oscuro mundo de la noche, de sus habitantes y de la soledad de los suburbios neoyorquinos; esta película es un canto a la amistad, a los sueños perdidos y una ácida critica a la doble moral de la sociedad norteamericana de aquel entonces (que podría trasladarse a hoy en día tranquilamente).
Apunto todo esto, porque esta película se clasificó como X (es decir, es un film que sólo esta permitido verse por adultos por un alto contenido erótico o violento), debido a que la sociedad puritana de aquella época no veía con buenos ojos que se mostrará en pantalla todos esos tabúes que hasta aquel momento el Cine no se había parado a contemplar. Cierto es que, hay escenas que más que ver insinúan; que a pesar de los años me dejan perplejo y que efectivamente sean algo tórridas, no creyendo que un menor de edad las aceptaría de buen gana, pero la vida en la calle era y es así con toda su crudeza.
[..[.[[ La crítica continúa en el "spoiler" por falta de espacio sin desvelar detalles ]].]..]
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
A pesar de tener la clasificación X en la Ceremonia de los Oscars de 1970 ganaría 3 estatuillas: Oscar a la mejor película, Oscar a la mejor dirección y Oscar al mejor Guión Adaptado. Un hecho pocas veces visto en la historia de los Premios de la Academia de Cine.
El mérito también de este largometraje es que apenas ha envejecido con el transcurso de los años, más de cuatro décadas han pasado desde su primera proyección y ya no queda nada del Times Square ni la Séptima Avenida ( Manhanhattan, Nueva York) que allí se mostraban, se ha transformado en un lugar turístico y “políticamente correcto”. Aún así, la cinta ha mantenido su frescura debido a que los temas que abarca son universales y atemporales mostrándonos de alguna forma la naturaleza humana.
En la película, son inolvidables: las conversaciones entre Ritzo y Buck a la lumbre de los pitillos, la visión del director John Schlesinger (“Marathon man” 1976, “De repente, un extraño” 1990) cuando nos cuenta en secuencias que es lo que piensan os personajes en esos momentos, las escenas en las cafetería-restaurante neoyorquinas y los modales tan refinados de Ritzo en su podredumbre cocina.
Respecto a su banda sonora, John Barry (“Memorias de África” 1985, “Bailando con lobos” 1990) compone una maravillosa banda sonora a golpe de una melancólica armónica que nos sumerge en los largos paseos de estos dos entrañables marginados por calles neoyorquinas llenas de enormes anuncios publicitarios. Y como no, el archiconocido tema “Everybody’s Talkin’” de Nilsson que produce uno de los mejores arranques de la historia cinematográfica, rebosante de una vitalidad pocas veces alcanzada.
No se podría tener una entera conciencia de lo que es el Cine sin la existencia de este tipo de películas, donde se despliega la verdadera magia que este medio nos permite. Sus imágenes y sonidos ya forman parte de la memoria colectiva, sus personajes van más allá del límite que da el celuloide, con toda naturalidad el espectador sentirá todo ello que ellos sienten, su música se convertirá en una voz narrativa y su puesta en escena un verdadero tributo a lo que conocemos como el séptimo arte.
El mérito también de este largometraje es que apenas ha envejecido con el transcurso de los años, más de cuatro décadas han pasado desde su primera proyección y ya no queda nada del Times Square ni la Séptima Avenida ( Manhanhattan, Nueva York) que allí se mostraban, se ha transformado en un lugar turístico y “políticamente correcto”. Aún así, la cinta ha mantenido su frescura debido a que los temas que abarca son universales y atemporales mostrándonos de alguna forma la naturaleza humana.
En la película, son inolvidables: las conversaciones entre Ritzo y Buck a la lumbre de los pitillos, la visión del director John Schlesinger (“Marathon man” 1976, “De repente, un extraño” 1990) cuando nos cuenta en secuencias que es lo que piensan os personajes en esos momentos, las escenas en las cafetería-restaurante neoyorquinas y los modales tan refinados de Ritzo en su podredumbre cocina.
Respecto a su banda sonora, John Barry (“Memorias de África” 1985, “Bailando con lobos” 1990) compone una maravillosa banda sonora a golpe de una melancólica armónica que nos sumerge en los largos paseos de estos dos entrañables marginados por calles neoyorquinas llenas de enormes anuncios publicitarios. Y como no, el archiconocido tema “Everybody’s Talkin’” de Nilsson que produce uno de los mejores arranques de la historia cinematográfica, rebosante de una vitalidad pocas veces alcanzada.
No se podría tener una entera conciencia de lo que es el Cine sin la existencia de este tipo de películas, donde se despliega la verdadera magia que este medio nos permite. Sus imágenes y sonidos ya forman parte de la memoria colectiva, sus personajes van más allá del límite que da el celuloide, con toda naturalidad el espectador sentirá todo ello que ellos sienten, su música se convertirá en una voz narrativa y su puesta en escena un verdadero tributo a lo que conocemos como el séptimo arte.