Interesante película de denuncia dirigida por el sudafricano Gavin Hood tras su exitosa, aclamada por la crítica y ganadora del Oscar a la mejor película de habla no inglesa en 2005, “Tsotsi”.
En esta ocasión Hood intenta denunciar el maltrato y las torturas que tienen lugar en interrogatorios donde se vulneran todos los derechos humanos. Desgraciadamente se trata de un tema que está a la orden del día debido, entre otras cosas, al polémico cierre de Guantánamo prometido por el presidente Obama o las grabaciones que han salido a la luz de la guerra de Irak, donde se aprecia claramente a los prisioneros sufriendo maltratos y vejaciones por parte de los soldados americanos.
Lo cierto es que la película no es redonda, se queda a medio camino y puede resultar un tanto decepcionante si alguien se dispone a verla con excesivas pretensiones. Abusa un poco de la demagogia, especialmente en lo que se refiere al personaje de Meryl Streep, fría y calculadora, demasiado “mala” para que su personaje resulte completamente creíble. Así mismo existen momentos donde el filme parece que decae, mostrándose irregular en varias partes de su desarrollo, aunque siempre ocurre un chispazo que hace al espectador retomar el interés por la historia. Las interpretaciones son irregulares, ajustadas en unos casos (Jake Gylenhall), un tanto exageradas en otros (Meryl Streep) y soberbias en el caso de Reese Witherspoon. Una actriz que ha ido mejorando película tras película hasta ganar el Oscar y convertirse en una de las mejores actrices de su generación, aunque a veces se involucre en proyectos infumables como “ Una rubia muy legal”. Ella vale mucho mas que eso y en esta ocasión lo demuestra con creces.
En definitiva, se trata de una buena película aunque algo irregular a veces y que, sin ninguna duda, podría haber estado mejor teniendo en cuenta el material con el que contaba.