Entrañable comedia, éxito rotundo de taquilla en el cine francés en 2008. Quizás ese sea su mayor debe, la tremenda popularidad que ha tenido antes de ser visionada por espectadores extremadamente exigentes.
Está claro que no estamos ante una obra redonda, pues existen muchos elementos expuestos al libre albedrío, sin la coherencia de una “dramedia” que tanto gustan en los festivales de cine independiente. Aún así, “Bienvenidos al Norte” posee las suficientes virtudes como para convertirse en una cinta estimable, loable en su tratamiento de los clichés y como éstos quedan grabados en nuestra memoria cual tatuaje de juventud. Afortunadamente los tatuajes pueden desaparecer, al igual que las ideas preconcebidas acerca de algo que creemos conocer y no conocemos en absoluto.
Las interpretaciones son ajustadas y, a pesar de resultar cargantes en algunos puntos del metraje, acaban por conquistar al espectador gracias a su tremenda honestidad. Dany Boon tenía muy claro la línea a seguir, que tipo de película quería hacer y dio en el clavo. Su labor de director, co-guionista y, sobretodo, intérprete consigue hacernos soñar con ese pueblo al norte de Francia, donde acaba el país galo y comienzan Bélgica y las aguas del Canal de la Mancha.
Como mero espectador he de decir que he pasado una fantástica hora y media en el pintoresco, a simple vista aburrido, pero entrañable pueblo de Bergues.
Extraordinaria interpretación de Line Renaud como la ¿sobreprotectora? Madre de Antoine.