Falsamente engañada por la palabra ''remake'' en las numerosas reseñas que he leído de esta película, me embarqué con la sana curiosidad de saber si era posible ''hacer un remake de cualquier cinta Troma'' y sobrevivir en el intento. Los 10 primeros minutos me indicaron que no, que me habían vendido la moto y los remakes de Troma son un imposible.

Pero esos mismos 10 minutos de intenso caos y aparente tranquilidad, presentación de personajes y conexión entre ellos me engancharon con fuerza. Es necesario ver la película sin pensar en la cinta de Lloyd Kaufman Tanto Rebecca De Mornay como Jamie King se salen literalmente en sus papeles, sobre todo la primera, que hace que la niñera Peyton Flanders quede como Mary Poppins al lado de esta ''abnegada, cariñosa e inflexible'' madre.

Puntos muy graciosos, personajes reales y creíbles (aunque quizás sobrara alguno de ellos), sorpresas argumentales en cantidad, cierta ración de sangre ''in crescendo'' durante toda la película (pero apta para ''estómagos sensibles) , violencia sin tapujos y semi-sorpresivo final, hacen que tenga ganas de tatuarme ''amor de madre'' en el brazo.

Sin embargo, a veces (pocas) me encontré pensando ''gilipollas, mátalo!!'', ya que ciertos personajes caen en los tópicos de este tipo de cintas (pego al psicópata y corro cúal pollo sin cabeza). Otro dato a tener en cuenta son pequeños detalles relevantes que aparecen como por arte de magia, en plan ''oh! idea!''. Necesitamos una explicación, Darren.

Aun así, recomendabilísima para amantes del gore light