Loa alicientes de esta película son evidentemente sus actores: el volátil chiflado de Klaus Kinski y Harvey Ketiel. Uno esperaba algo más de Fernando Rey, y José María Pou parece sacado de una peli de Monty Python en ese papel de caballero rídiculo que espera batirse en duelo con el que cruce un puente. El vestuario parece comprado en un bazar chino, lo cual sorprende por el presupuesto que tenía la película. En cuanto a Miguel Bosé, su interpretación es tremenda, su capacidad de transmitir emociones sin siquiera abrir la boca, solo con las expresiones de su cara es espectacular. Es inexplicable que no le dieran el Oscar..ejem. Película que no se puede clasificar como sci-fi, sino más bien cine fantástico, pero solo apto para los más frikis..