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España España · Miranda de Ebro
Voto de la28:
9
Thriller. Intriga Oh Dae-su es un hombre de negocios coreano que un día es secuestrado y confinado durante años en una celda en la que sólo hay una televisión. Y, sin embargo, ignora por qué razón está allí... Segunda parte de la "trilogía de la venganza" de Park Chan-wook. (FILMAFFINITY)
21 de julio de 2007
8 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es frecuente oir a críticos consagrados o a empedernidos cinéfilos que ya nada les sorprende en el cine, que todas las grandes historias han sido contadas y que todos los estilos narrativos y estéticos han sido inventados. Yo no me atrevo a ser tan categórica, pero sí observo que, aunque disfruto con el cine actual, rara vez me quedo pegada a la butaca presa del asombro y la fascinación. Me ocurrió con Old boy. Detrás de la frase publicitaria de su lanzamiento -“15 años secuestrado, sólo 5 días para vengarse”-, pensada tal vez para atraer a un público ávido de violencia de palomitas, asistimos a una obra impactante, realmente novedosa, impregnada de variados registros: thriller, gore, humor, poesía... Mientras se ve la película, hay que estar actualizando ininterrumpidamente códigos de interpretación para asimilar su desarrollo, algo que, no obstante, sucede sin esfuerzo por la fluidez que aportan la continua sorpresa y emoción que brotan de sus imágenes.
Concebida por su director, Park Chan-wook, como una trilogía sobre la venganza, Old boy es la segunda entrega; la primera se titulaba Sympathy for Mr. Vengeance, estrenada en 2002.
Para nuestra mentalidad de raíces cristianas que nos anima, en caso de ser ofendidos, a “ofrecer la otra mejilla”, este asunto del desquite puro y duro es casi un tabú del que nos liberamos, sin ir a mayores, a través de las obras de ficción de la literatura o del cine. Tal vez por eso se acepta, sin aspavientos morales, la violencia de las películas de Quentin Tarantino, porque “no es de verdad, es de cómic”, y no altera, después de todo, el inconsciente cristiano. Sin embargo, Chan-wook, calificado como el Tarantino coreano, presenta una notable diferencia: el americano se está reduciendo a una caricatura de sí mismo, aunque compartan cierto humor negro y una estética de cómic. La violencia en Old boy es filosófica, por tanto más subversiva. Las sucesivas represalias que presenciamos nos llevan a cuestionar su poder catártico o esclavizante. El director combina la sordidez extrema con un lirismo estremecedor; juega con el espectador haciéndole desear y aborrecer la violencia, volteándole, vapuleándole de una secuencia a otra mientras una historia imposible avanza y da igual dónde le lleve.
Algunos han querido ver, desde una perspectiva occidentalcentrista, un relato que bebe de la tragedia griega. Lo cierto es que Chan-wook conoce y revisita, en cierta manera, “El conde de Montecristo” de Dumas, cuyo protagonista representa el arquetipo occidental de vengador. En cualquier caso, sea una historia de la Grecia clásica o del Romanticismo, viéndola por primera vez Old boy resulta definitivamente original e innovadora. El tiempo dirá si es una obra maestra o sólo una estrella fugaz que deslumbra por poco tiempo.
la28
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