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Vanuatu Vanuatu · Petrogrado
Voto de CuchiCuchi:
4
Romance. Drama En Barcelona, dos jóvenes que pertenecen a mundos opuestos se conocen. Ella, la dulce Babi (María Valverde), es una chica de clase alta que vive en un entorno tan protegido como poco excitante. Él, Hugo (Mario Casas), conocido como el duro "H", es un chico impulsivo e irresponsable, aficionado a las peleas y a las carreras ilegales de motos. Esta es la crónica de un amor inicialmente imposible que arrastrará a ambos a un frenético viaje ... [+]
12 de octubre de 2015
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Véis? Esa es una diferencia entre los tíos y las tías (y me da un poco de vergüenza a mi edad hablar de tíos y tías, como si fuera un adolescente, pero es que sigo usando esa terminología). Nosotros no necesitamos (hablo en pasado, concretamente en pretérito perfecto simple, para aclarar a los que no son la de la E.G.B.) excusas. Que una tía fuera sensible restaba, no sumaba.

Así que comprendo perfectamente a Babi: está bueno y como eres una tía necesitas una excusa. ¿Pero qué les pasa a los tíos de esta página, es que esto no les suena de nada? Va a ser verdad lo que dice una de las críticas peor valoradas, que sois unos frustrados.

Porque todos hemos pasado por esa humillación. Un día que no estaba el guapo de nuestra pandilla, los demás aprovechamos para ganar terreno con un grupo de modernas que tenían frases de Wittgenstein enmarcadas en la pared de su piso. No de Paulo Coelho ni de El Principito: de Wittgenstein. Me arrimé a una de ellas y saqué un amplio repertorio –cuidadosamente preparado aquella tarde- de pensamientos nihilistas declamados al viento de la noche con mi mejor expresión de indiferencia beatnik. Como era de esperar, la chavala contestó elogiando la sensibilidad y el mundo interior…del ausente. Un tío que una vez leyó la parte de los efectos secundarios del prospecto de Almax y ahí acabó su relación con la Literatura, la Filosofía especulativa y la Ciencia Natural, todo a la vez.

Me cogió bebido y me dio un ataque de risa feroz. Según mis amigos, cuando me sacaron del piso iba aplaudiendo y haciendo la ola. La tía no se lo merecía, me encantaría hoy pedirle perdón.

Por eso digo que comprendo a Babi y a cualquier ser humano del Universo en su lugar. Si las tías no necesitaran una falsa excusa para emparejarse, el mundo no sería divertido y nunca hubiéramos pasado de la edad de piedra. Wittgenstein no hubiese existido (¿para qué?) y sobre todo la juventud de los años ochenta hubiera sido tan aséptica como la de ahora.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
CuchiCuchi
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