Antiguos guardianes orientales han custodiado durante siglos unos tesoros que poseen gran poder al estar uno junto con otro.
Esto evoca a grandes señores desde tiempos ancestrales a nuestros días. Es la parte tradicional que no falta en casi ninguna película oriental.

La introducción histórica que hace al inicio de la película para ponerte en situación, y para rememorar el pasado es muy directa, pero no por ello muy clara, ni con mucho sentido.
Luego gusta ver cómo el protagonista es un monje, que fue exorcista y que conoce una leyenda que puede desatar el caos.

Tiene muchos tópicos del cine oriental, cómo les gusta ver a chicas jóvenes con el típico traje de colegio, no podía faltar; ojos en blanco para advertir de la presencia del mal; tragedia personal que une a los personajes...