Haz click aquí para copiar la URL
España España · Sevilla
Voto de Atlantis:
9
Drama A principios del XIX, durante las guerras napoleónicas, un teniente de húsares del ejército francés, el aristócrata Armand D'Hubert (Keith Carradine), recibe la orden de arrestar al teniente Feraud (Harvey Keitel) por haber participado en un duelo. Feraud, encolerizado, desafíará una y otra vez a D'Hubert durante quince años. (FILMAFFINITY)
11 de noviembre de 2010
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La ópera prima de Ridley Scott comienza de manera apasionante: un duelo a sangre fría, donde el despiadado Feraud (Harvey Keitel), húsar de las tropas napoleónicas, se bate en duelo con un contrincante bien posicionado políticamente. Tras esta vibrante y cruel secuencia, rodada con la frialdad y movimientos estudidados que requiere un duelo y que, además, denota desde el principio tanto el buen gusto en el encuadre de Scott como en la fotografía -en las manos de Frank Tidy-, al capitán D'Hubert (Keith Carradine), le encargan la misión de apresar a Feraud. Lo importuno del momento en que D'Hubert demanda el arresto de Feraud, será tomado por este último como una afrenta a su honor... y se lo tomará muy en serio.

A partir de este inicio, explosivo cuanto menos, sin entrar en más descripciones que algunas escuetas (e innecesarias) apreciaciones a manos del narrador, comienza la historia de dos soldados enfrentados en sucesivos duelos a lo largo de 15 años y movidos por una situación tan absurda como irracional en la que lo único claro es que, para que pueda darse por finalizada, sólo puede quedar uno de los dos vivo. Los duelos se sucederán al ritmo de las Guerras Napoleónicas, donde Feraud, perro de combate que no descansará hasta acabar con su presa, siempre encontrará un momento oportuno entre batalla y batalla, para continuar con su propia guerra personal.

El interés en la historia puede decaer en ciertos momentos, principalmente en los que la trama se adentra en la vida privada del desconcertado D'Hubert, pero será en estos descansos entre duelo y duelo donde las personalidades femeninas que irá conociendo, aplicarán el sentido común a su vida (más que la razón) y harán ver la insensatez del conflicto.

Terminando con un final que hace justicia al resto de la película, apropiado y bello, dejando su hueco para la reflexión sobre la cuestión del honor -en este caso llevada al límite del absurdo- y sus repercusiones, Ridley Scott concreta una película indispensable, muy bien ambientada y mejor rodada. Posteriormente su cine, aunque siempre con un motor de acción y batalla como eje, ira tomando otros derroteros, tomados generalmente como una rendición ante la industria. Cierto o no, "Los duelistas" deja patente la eficacia y calidad artística de este director desde los inicios.
Atlantis
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow