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Voto de Salvapantallas:
4
6,1
20.026
Drama
Biopic del mítico empresario y programador informático Steve Jobs (1955-2011), centrado en la época en la que lanzó los tres productos icónicos de Apple.
29 de diciembre de 2015
11 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
El director Danny Boyle ha destacado por su estilo enérgico, imágenes rápidas y diálogos cortos. El guionista Aaron Sorkin es todo lo contrario. Sorkin es sinónimo de narración pausada, diálogos largos de oreja a oreja mientras los personajes caminan, o conversaciones de salón a modo teatral con movimientos lentos.
Es intrigante ver si estos estilos pueden formar un producto coherente, más aún si se trata de la compleja historia de un semidiós tecnológico que revolucionó la industria de los ordenadores personales años antes de la llegada del Internet. En esta película, contada en tres actos, se observa a Jobs en momentos de alta tensión, antes de presentar la Macintosh en 1984, la computadora educacional NeXT en 1988 y la primera iMac en 1998.
Entre la dirección de Boyle y el guión de Sorkin, el segundo resulta ser el estilo imponente. La película está sumergida en conversaciones de corredor o secuencias completas en espacios cerrados con largos diálogos. Si bien la teatralidad recuerda a Birdman (2014), Steve Jobs no va tan lejos, pues conserva los cortes y la tensión está asociada más a la fuerza de las palabras y no al descubrimiento visual.
Pero como Birdman, habrá público que no entenderá el guión demasiado hablado de Sorkin. El fallo es que su innovación literaria roba matices al personaje. El carácter de Jobs y su apasionante historia se dejan de lado al servicio de la forma, en lugar de ser al revés. Nos queda claro que Jobs fue una persona incompatible con los demás y terriblemente inteligente para aprovechar sus habilidades. El problema es que eso es lo único que nos queda claro en dos horas de película. La redundancia es excesiva en los mismos tópicos y el desenlace (ver spoiler) no hace justicia al personaje.
La Steve Jobs de Sorkin es un café cargado difícil de pasar. Se extraña el estilo Boyle. El oficio del director solo se siente en la dirección de actores y en la estética de la época (música y escenario). Los actores secundarios hacen un trabajo expresivo de alto nivel (Winslet, Sthulbarg, Waterston y Daniels), al igual que Michael Fassbender, con una caracterización sobria y arrogante.
Sin ser una película convencional, aquí pasa lo mismo que en la gran mayoría de biopics: el foco está puesto en las actuaciones y en el retrato de época, mientras que se olvida de comunicar una historia apasionante. Mientras que en The Social Network (2010, escrita por Sorkin) había un maridaje instantáneo entre el estilo del guionista y las habilidades visuales, estéticas y rítmicas del director David Fincher; en Steve Jobs solamente hay frases geniales.
Es intrigante ver si estos estilos pueden formar un producto coherente, más aún si se trata de la compleja historia de un semidiós tecnológico que revolucionó la industria de los ordenadores personales años antes de la llegada del Internet. En esta película, contada en tres actos, se observa a Jobs en momentos de alta tensión, antes de presentar la Macintosh en 1984, la computadora educacional NeXT en 1988 y la primera iMac en 1998.
Entre la dirección de Boyle y el guión de Sorkin, el segundo resulta ser el estilo imponente. La película está sumergida en conversaciones de corredor o secuencias completas en espacios cerrados con largos diálogos. Si bien la teatralidad recuerda a Birdman (2014), Steve Jobs no va tan lejos, pues conserva los cortes y la tensión está asociada más a la fuerza de las palabras y no al descubrimiento visual.
Pero como Birdman, habrá público que no entenderá el guión demasiado hablado de Sorkin. El fallo es que su innovación literaria roba matices al personaje. El carácter de Jobs y su apasionante historia se dejan de lado al servicio de la forma, en lugar de ser al revés. Nos queda claro que Jobs fue una persona incompatible con los demás y terriblemente inteligente para aprovechar sus habilidades. El problema es que eso es lo único que nos queda claro en dos horas de película. La redundancia es excesiva en los mismos tópicos y el desenlace (ver spoiler) no hace justicia al personaje.
La Steve Jobs de Sorkin es un café cargado difícil de pasar. Se extraña el estilo Boyle. El oficio del director solo se siente en la dirección de actores y en la estética de la época (música y escenario). Los actores secundarios hacen un trabajo expresivo de alto nivel (Winslet, Sthulbarg, Waterston y Daniels), al igual que Michael Fassbender, con una caracterización sobria y arrogante.
Sin ser una película convencional, aquí pasa lo mismo que en la gran mayoría de biopics: el foco está puesto en las actuaciones y en el retrato de época, mientras que se olvida de comunicar una historia apasionante. Mientras que en The Social Network (2010, escrita por Sorkin) había un maridaje instantáneo entre el estilo del guionista y las habilidades visuales, estéticas y rítmicas del director David Fincher; en Steve Jobs solamente hay frases geniales.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Mark Zuckerberg, personaje principal de The Social Network, es otro semidiós tecnológico que llevó la mensajería instantánea a niveles más altos. En esa película, lo vemos primero como un confundido revolucionario, luego la ambición le da poder pero puede trastabillar y, finalmente, se ve sobre la encima en su imperio impenetrable. El guión es genial porque, a pesar que sabemos que Zuckerberg será exitoso, por momentos se ve vulnerable y creemos que puede ser vencido.
Este Steve Jobs es dibujado como antisocial y huraño. Si bien sus propios errores lo hacen fracasar, rápidamente se repone y, en el desenlace, su integración al lado bueno ocurre de la nada. Que siempre parezca un personaje todopoderoso le quita verosimilitud a la historia. Los demás personajes son demasiado tontos para él, demasiado sensibles, demasiado tímidos. Pero solo eso no hace que él sea demasiado brillante. Finalmente, una de las mentes más asombrosas del siglo XX se ve plano y predecible.
Este Steve Jobs es dibujado como antisocial y huraño. Si bien sus propios errores lo hacen fracasar, rápidamente se repone y, en el desenlace, su integración al lado bueno ocurre de la nada. Que siempre parezca un personaje todopoderoso le quita verosimilitud a la historia. Los demás personajes son demasiado tontos para él, demasiado sensibles, demasiado tímidos. Pero solo eso no hace que él sea demasiado brillante. Finalmente, una de las mentes más asombrosas del siglo XX se ve plano y predecible.