En los últimos meses, Netflix ha estado explorando la temática de desastres junto con el imponente escenario de parajes con climas extremos. Un ejemplo de ello fue "Hold the Dark" (Jeremy Saulnier, 2018) que nos encamina hacia otras películas más mainstream (referidos puntualmente a accidentes aéreos) como "The Grey" (Joe Carnahan, 2011) y "The Mountain between us" (Hany Abu-Assad, 2017), donde actúan figuras populares como Liam Neeson y Kate Winslet respectivamente.

The Ritual (así como otras películas, como "Bad Times at the El Royale" y "First Man") llega con bastante retraso al Perú (por razones que desconocemos) y puede ayudar a explicar este nuevo género que combina el horror sobrenatural con las fuerzas inclementes de la naturaleza. En "Hold the Dark" era Alaska y los rituales animistas de los indígenas de la región (que buscan un sangriento pago a la tierra y restablecer el "equilibrio"). En esta película se presenta una madre naturaleza que esconde secretos y cultos atávicos.

La trama puede aparentar ser simple: un grupo de amigos se aventura a explorar los bosques de Suecia, a fin de honrar la voluntad de un colega ya fallecido y compartir momentos de camaradería. Sin embargo, esta excursión degenera rápidamente en una pesadilla al aire libre.

El director, David Bruckner, quien ha participado con cortos en antologías de horror tales como "VHS" (2012) y "Southbound" (2015) nos entrega un film de formato más “amigable”, dejando de lado la técnica de “metraje encontrado” y los efectos mareantes del shaky camera. Así, en “El ritual” encontramos tomas tradicionales con la cámara estabilizada, charlas amenas, dramatismo y sin escenas extremadamente escatológicas ni retorcidas como en el segmento “Noche amateur” de VHS.

Se observa una clara evolución estilística de Bruckner. Las tomas resaltan el aspecto siniestro y sombrío del bosque (ubicado realmente en Rumania) incluso a la luz del sol. El contraste de los personajes es muy delineado. El principal, aquejado por la culpa, el segundo más proactivo y experimentado en excursionismo, un tercero más débil (que se queja de todo) y el reflexivo y silente que sigue al resto.

En todo caso, eso no resta valor “terrorífico” al film. El director ahora apuesta más por la tensión psicológica en torno a este ritual (acerca de una deidad activa y palpable) que implica la devastación y el aniquilamiento del Yo, así como la destrucción de la confianza y la larga amistad entre los exploradores.

"Debimos ir a Las Vegas", se lamenta uno de los protagonistas, justo antes de adentrarse al bosque...