La serie aborda, desde el relato narrado en la lectura de un antiguo diario, elementos de temática diversa: el amor, la amistad, las relaciones fraternales y paterno-filiales, los abusivos privilegios de clases... pero por encima de todo, -y en ello reside el valor de esta miniserie-, me ha parecido uno de los mejores retratos antibelicistas jamás filmado sobre el absurdo de la guerra.

De como una delirante combinación de políticos mesiánicos iluminados, élites de poder interesadas y locos descerebrados inexplicablemente colocados al mando de miles hombres inocentes, los lanzan a la muerte y a matar en nombre de algo que ni siquiera entienden, como si de fichas de un juego de mesa se tratara. Una espiral de maldad e incompetencia que resultaría del todo inverosímil, si no fuera porque se basa en hechos reales.

Hay que aplaudir la valiente y honesta manera danesa de acometer y revisar, reubicando a cada cual en su lugar, uno de los episodios más traumáticos de su historia. En la antítesis de todos los folletines patrióticos que nos han vendido tradicionalmente otras televisiones.

Merece mucho la pena.

Por último, apuntar que su visionado permite ver de nuevo a Pilou Asbæk en un papel de villano mucho más odioso si cabe que el Euron Greyjoy de Juego de Tronos.