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Voto de Agente Pumares:
10
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86.834
Terror
Cada noche, Ángela (Manuela Velasco), una joven reportera de una televisión local, sigue con su cámara a un grupo profesional distinto. Esta noche le toca entrevistar a los bomberos y tiene la secreta esperanza de poder asistir en directo a un impactante incendio. Pero la noche transcurre tranquilamente. Y cuando, por fin, reciben la llamada de una anciana que se ha quedado encerrada en su casa, no le queda otro remedio que seguirlos ... [+]
12 de enero de 2009
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El guión viene muy bien para escenas que deben salir calcadas y a imagen y semejanza de la concepción del director. El actor interpreta su papel y sabe cómo y cuándo debe interpretarlo, haciendo gala de su profesionalidad, eso está muy bien, si no no habría cine...
Pues bien, a mí en el terror eso NO ME SIRVE. No quiero que el terror se ensaye, ni que se "repita" la secuencia. No quiero escenas curradísimas con interpretaciones exquisitas porque, maldita sea, eso no es terror. Hablen del amor, de la intriga, el suspense, de la acción o la ciencia ficción melancólica, pastelosa, barata o superficial, estudiada o mosquitos en ámbar para luego crear dinosaurios o aliens saliendo de huevos con mocos... pero no hablen de terror, por favor. Bastante terror bizarro me he tragado ya. Ayer me ventilé The Thing en una noche y no contento con ello saqué mis preciadas películas al son de"Uno, dos, Freddy viene por ti, Tres, cuatro, cierra la puerta..." y no tenía miedo. Me he vuelto inocuo al miedo... ¡maldita sea!
Entonces empezaron a aparecer las películas "realistas" o así las llamo yo. Realistas porque no se pretende que el espectador sepa que es una película, justo lo contrario, se pretende que crea que es real. Real a propósito: no hay planos cinematográficos ni secuencias preparadas al detalle con escenografía de miles de dólares. Todo es natural, todo es real y así se pretende mostrar.
Reconozco que eso me gustó con "El proyecto de la Bruja de Blair", pero eso no acabó de cuajar del todo, aún había cine de terror ensayado que merecía la pena ver.
Y de pronto, aparece REC, y cual es mi sorpresa de que encima es una película española. Mi fructuoso encuentro con el film en la butaca se me antoja ahora cual historia de amor entre un amante del cine de terror y una joven y bella virgen inocente, dulce y cariñosa llamada Manuela Velasco gritando: "grábalo todo por tu puta madre".
Salí enamorado del cine. Creo que jamás he invertido unos 5 euros tan bien en toda mi vida. La película en su totalidad es una magnificencia innovadora en la historia del cine de terror. La simplicidad, la espontaneidad, la ausencia determinante del guión en decenas de secuencias que provocan el propio histerismo de los actores, la calidad del papel de los infectados (o zombies, debate servido), la vertiginosidad de las escenas, los tremendos alaridos de los personajes que lo único que te hacen pensar es: "joder... esto es real".
ESTO ES REAL, ESTO ES TERROR REAL.
Crítico del inframundo del miedo, no insistan: REC hará historia.
Pues bien, a mí en el terror eso NO ME SIRVE. No quiero que el terror se ensaye, ni que se "repita" la secuencia. No quiero escenas curradísimas con interpretaciones exquisitas porque, maldita sea, eso no es terror. Hablen del amor, de la intriga, el suspense, de la acción o la ciencia ficción melancólica, pastelosa, barata o superficial, estudiada o mosquitos en ámbar para luego crear dinosaurios o aliens saliendo de huevos con mocos... pero no hablen de terror, por favor. Bastante terror bizarro me he tragado ya. Ayer me ventilé The Thing en una noche y no contento con ello saqué mis preciadas películas al son de"Uno, dos, Freddy viene por ti, Tres, cuatro, cierra la puerta..." y no tenía miedo. Me he vuelto inocuo al miedo... ¡maldita sea!
Entonces empezaron a aparecer las películas "realistas" o así las llamo yo. Realistas porque no se pretende que el espectador sepa que es una película, justo lo contrario, se pretende que crea que es real. Real a propósito: no hay planos cinematográficos ni secuencias preparadas al detalle con escenografía de miles de dólares. Todo es natural, todo es real y así se pretende mostrar.
Reconozco que eso me gustó con "El proyecto de la Bruja de Blair", pero eso no acabó de cuajar del todo, aún había cine de terror ensayado que merecía la pena ver.
Y de pronto, aparece REC, y cual es mi sorpresa de que encima es una película española. Mi fructuoso encuentro con el film en la butaca se me antoja ahora cual historia de amor entre un amante del cine de terror y una joven y bella virgen inocente, dulce y cariñosa llamada Manuela Velasco gritando: "grábalo todo por tu puta madre".
Salí enamorado del cine. Creo que jamás he invertido unos 5 euros tan bien en toda mi vida. La película en su totalidad es una magnificencia innovadora en la historia del cine de terror. La simplicidad, la espontaneidad, la ausencia determinante del guión en decenas de secuencias que provocan el propio histerismo de los actores, la calidad del papel de los infectados (o zombies, debate servido), la vertiginosidad de las escenas, los tremendos alaridos de los personajes que lo único que te hacen pensar es: "joder... esto es real".
ESTO ES REAL, ESTO ES TERROR REAL.
Crítico del inframundo del miedo, no insistan: REC hará historia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
No hay ni una sola escena de la película que no me fascine. Desde la caída del bombero por el hueco de la escalera, el policia y el anterior mencionado atacando al practicante, las persecuciones, la inteligente e improvisada filmación del cámara en la casa (mezclando el realismo del momento con una excelente interpretación del actor) para filmar cada detalle de la hecatombe que en ella se desata. Cuando suben por la escalera perseguidos por montones de esas cosas, el sonido, los efectos tan buenos (hacía mucho que no me topaba con efectos visuales y sonoros tan buenos, y aún más sorprendente es encontrarlos en una película española) que te dejan la piel de gallina...
Y por último, el desenlace que desató mi aplauso en el cine: la niña Medeiros, el brutal papel bajo la oscuridad que encarna Javier Botet.
Sin palabras amigos míos, sin palabras. No me quito el sombrero, me quito la ropa si hace falta.
Y por último, el desenlace que desató mi aplauso en el cine: la niña Medeiros, el brutal papel bajo la oscuridad que encarna Javier Botet.
Sin palabras amigos míos, sin palabras. No me quito el sombrero, me quito la ropa si hace falta.