Buena obra, penosa, triste, poco agradable, porque la historia que cuenta no es de felicidad. El consuelo de este film hay que buscarlo en la fotografía, en los planos de la hermosa jovencita Sara (Luna Mijovic). Como quiera, la película es un canto a la vida que por muy dura, desagradable y torturadora que se presente siempre nos saca de la misma adversidad frutos sorprendentes que son un regalo y una bendición.