Es una película bastante delirante en su corte fantástico. Tanto es así que resulta artificiosa y rara en su premisa de mezclar temas existencialistas con las situaciones propias de las brujerías, del diablo y del vudú.

Ése es el principal defecto de este filme, que su historia pegotea situaciones de naturaleza muy disímiles como son las frustraciones y la insatisfacción humanas con lo sobrenatural proveniente de demonios y brujas.

El resultado: es un producto de a ratos entretenido, quizás más efectivo como mero entretenimiento de fantasía que como alternativa que promueva a la reflexión sobre temáticas profundas acerca de la existencia humana.

Lo positivo de esta cinta son las actuaciones y los efectos visuales.
El carismático Jack Nicholson obviamente que se roba la pantalla, a pesar de que el trío de actrices tienen una performance destacada en sus respectivos papeles. El gran Jack despliega todo su encanto y sus aptitudes gestuales para sacar adelante un personaje tan perverso como estrambótico. Sin lugar a dudas que es un personaje de antología.
Michelle Pfeiffer, Cher y Susan Sarandon están correctas también dando vida a tres mujeres con traumas y anhelos sin cumplir. Son pueblerinas que viven insatisfechas en una sociedad donde la monotonía y el conservadurismo les agobian.

Eso sí, como dije anteriormente, este filme no termina de cuadrar y armonizar bien lo dramático y serio que hay de fondo con lo fantasioso y sobrenatural con que se condimenta. Ello pasa porque la cinta se presenta muy alocada en sus variantes, resultando extraña y enrarecida en su desarrollo narrativo: se pegotean de manera desconcertante las crisis personales, las frustraciones, el machismo, el sexo, el fracaso matrimonial, la infidelidad, la hipocresía moral y la libertina inmoralidad, la inseguridad y la insatisfacción, las brujerías y la magia negra, los poderes diabólicos, las posesiones demoníacas, el conservadurismo y el liberalismo entre otras cosas más.

La historia tiene una atmósfera enrarecida, los personajes poseen actitudes antinaturales, las situaciones narrativas no están muy inspiradas que digamos, y el filme se presenta como una ensalada que mezcla comedia negra por un lado con algo de drama existencialista y fantasía demoniaca por el otro.

Entonces sólo nos queda disfrutar del talento de Jack Nicholson y el resto del reparto, o regocijarnos con los conseguidos efectos especiales para así al menos poder pasar un rato distendido y ameno desde lo estético. No obstante, con ello sólo no alcanza para que este delirio cinematográfico del austaliano George Miller cobre sentido y valga la pena.