Para quien no vio la original de Hitchcock, sin dudas que debe ver primero esa versión vieja antes que esta remozada entrega, la cual sólo tiene de positivo en comparación con la versión monocromática que está rodada en colores y con algunos adelantos técnicos.
No por ello hay que menospreciarla, ya que es interesante siempre ver resurgir en forma tan fidedigna a un clásico del suspense y del terror psicológico, con todos los chiches que puede ofrecer la cinematografía actual.
Pero claro que con el resultado cantado, y en comparación con la original, esta versión de Van Sant pierde por bastante si uno está muy atento a encontrarle los defectos ya que es imposible mejorar una propuesta que fuera todo un suceso en su tiempo por la contundencia en su vuelta de tuercas en el guión.
No obstante, a mi me entusiasmó mucho la idea de ver en colores este remake, porque el peso específico se conserva relativamente, la dirección mantiene siempre el pulso firme en el relato y el elenco sabe desenvolverse con soltura y convicción (a excepción de Vince Vaughn que pierde por goleada en comparación con la versión de Norman Bates de Anthony Perkins)
Para mí este aggiornamiento es interesante y sirve para acercar a todos aquellos que por prejuicios no miran cine en blanco y negro, y que por ende se conformarán con una película de siete puntos a comparación con el notable 8 que merece la de Hitchcock. No duden en disfrutar primero la versión de 1960, para luego sí ver esta versión que sólo es una digna fotocopia en colores que homenajea a una leyenda del thriller de terror. Hay algunos pequeños cambios en el argumento, se le otorga cierto acento más oscuro al relato, algunos detalles más sombríos que tiene con ver con lo sexual, ya que esta versión nueva no tuvo que soportar la censura del Código de Producción para la MPAA. 7/10