Esta cinta es una policial de ficción con bastante elaboración desde el armazón argumental, donde tenemos como base amorales experimentaciones sobre los recuerdos de los seres humanos.

El filme tiene bastante acción en su desarrollo, con muchas coreografías de combate cuerpo a cuerpo, una pizca de intriga que surge espontáneamente en el espectador debido a la curiosidad de querer descubrir los intereses en juego que están solapados detrás de engañosas fachadas, y un ritmo frenético. Pero es como que la propuesta no trasciende en la medida de lo esperable. Las secuencias de lucha se tornan extensas, y el guión se embrolla más de la cuenta para terminar contando una historia alborotada donde se produce una intersección de situaciones que involucran a varios personajes y sus disímiles intencionalidades.

Como dije, no es que la película sea muy liviana desde su entramado narrativo. Ya que si bien tiene un corte netamente de acción, posee una orquestación minimamente trabajada gracias a elementos ficticios desde el texto narrativo como para que sea más que un simple vértigo con patadas, tiroteos y golpes de puños.

A no esperarse un filme con muchos efectos especiales ni escenas que queden grabadas en la retina, es más bien un producto convencional de acción con algunos elementos de ficción pero desaprovechado por la incapacidad del director de darse tiempo para ahondar en los pormenores del nudo narrativo como para ir enganchando al espectador.

El problema es que el filme no profundiza lo necesario en las variantes centrales que dan vida al conflicto y además no tiene la tensión ni la atmósfera suficiente para entusiasmar en la manera de lo esperable.
Tiene tanto dinamismo y rapidez en el desarrollo de las circunstancias que no se le da la pausa necesaria para saborear del misterio que subyace oculto detrás de la propuesta de ficción-acción.

Por ello al final del visionado quedamos con la triste sensación de insatisfacción porque la consistencia y la profundidad conceptual es escasa para emocionar y para absorber en la medida de las posibilidades que tenía el enmarañado argumento.

En fin, una vez finalizado el visionado y armando el rompecabezas narrativo nos damos cuenta de que había potencial argumentativo para lograr al menos una interesante oferta ficticia donde la acción condimenta las variantes. Pero es una pena que se haya dilapidado la oportunidad sólo por la incapacidad para cambiar de ritmo y desacelerar el barullo y el vértigo con que se cuenta la historia.