Siguiendo en su extraña combinación de terror y ciencia ficción, esta secuela se presenta como una especie de road movie donde un grupo de jóvenes sobrevivientes se lanzan a la caza del Tall Man y sus macabras acciones. Así irán buscando –armados hasta los dientes- a ese ser malvado por distintos pueblos que fueron asolados hasta lograr encontrarlo y enfrentarse a él y a sus esbirros.

El filme es muy sugerente desde la ambientación, además hay secuencias muy logradas desde lo estético gracias a unos efectos especiales bien conseguidos desde lo visual, una atmósfera surrealista de carácter onírico que por momentos desubica al espectador con algunas situaciones excéntricas, una crispante banda sonora acorde al ambiente mortuorio que se respira durante el filme, los escenarios son cautivantes desde lo estético ya que proponen y sugieren siempre una sensación de que algo amenazador y tétrico está al acecho.

Seguimos viendo esferas voladoras de cromo muy afiladas persiguiendo víctimas, el misterioso Hombre Alto de la funeraria sigue acechando y los enanos con capuchas también tienen participación para dar por resultado una secuela bastante entretenida pero menos atrapante desde el misterio.
Aparecen unos sepultureros cómplices de robar cadáveres como elemento novedoso.

En contra debemos mencionar que posee menos intriga que la primera parte y que el factor sorpresa ya no puede usarse en esta continuación porque ya conocemos cuáles son los propósitos del villano.

Palabras claves: temática sobrenatural, funeraria, secuela, depósito de cadáveres, pueblos, villano infernal.

(cualquier aporte, sugerencia, o simple acotación a esta crítica serán bien recibidas en el espacio de comentarios de mi blog personal)