De la colección de Roland Emmerich "Dele a sus neuronas unas vacaciones" llega otra cinta clásica, donde el director da clases de cómo desperdiciar presupuesto y efectos para adornar sus ilógicos guiones. La tildo de ilógica, chauvinista, torpe y hueca de calidad artística. Ilógica, porque el número de situaciones impresentables para el sentido común es demasiado alto. De los cuales sólo detallo uno que basta "El presidente de los EEUU maneja un F18 para contrarrestar el ataque alienígena" Basta, es suficiente como para considerarla una licencia poética. Cerremos el análisis lógico, para qué seguir. Es una absoluta tomada de pelos. Me daría mucho placer seguir describiendo situaciones grotescas como esta, pero carece de sentido perder el valioso tiempo. Chauvinista, porque indudablemente toda la solución y la estrategias para repeler la invasión surgen del país más poderoso del mundo. Mientras tanto el torpe resto del mundo, espera indolentes que los salvadores del planeta encuentren la solución. Esto es poco serio, se nos trata de ignorantes. Hueca y torpe artísticamente porque la narración es una invasión de efectos visuales que sólo tratan de disimular el vacío artistico que denota el film. Nuevamente este señor, enemigo del cine, se encarga de deperdiciar actuaciones muy logradas, en un guión irrisorio lleno de cosméticos técnicos. Cabe destacar, que hay puntos positivos como la música, la fotografía, algunas actuaciones, efectos visuales y sonoros, que no cobran su verdadero valor al fallar en algo tan imprescindible como es el guión.