Una interesante película de terror serie B, dirigida por un maestro de los efectos especiales como es Stan Winston.

El filme no tiene un argumento muy elaborado, pero sí resulta efectista y entretenido para este tipo de productos donde se busca ofrecer un espectáculo macabro y perverso.

Es una cinta muy lograda desde el aspecto técnico-visual, y claramente se nota que es lo mejor del filme. Para ser un producto de bajo presupuesto, esta obra posee una espectacular ambientación y un magnífico diseño estético de la criatura demoníaca que da nombre a este filme (se nota que Stan Winston trabajó en el departamento de efectos especiales de la película “Aliens”, pues el parecido entre los monstruos es muy evidente).

Ahora bien, desde la historia es una oferta simplista donde se desarrolla una cruenta venganza con temática sobrenatural.
El argumento: cuando unos jóvenes matan a un niño por accidente, su padre realizará un pacto perverso con una bruja en el cual un monstruo será el encargado de ir cazando uno por uno a todos los responsables de la muerte del pequeño.

Hay que mencionar que se exhibe poco gore y nada de sexo por ser una película con adolescentes.

De fondo es un filme sobre el amor de un padre por su hijo, y sobre una venganza que se materializa exteriormente mediante un enorme monstruo dominado por el espíritu revanchista de quien le da la “misión” de exterminar a los culpables de una muerte.

Pero lo que se destaca en este filme es la atmósfera malsana que se respira, el alto impacto que ocasiona desde lo visual la criatura y la ambientación de escenarios propios de una zona rural aislada donde el espeso bosque se transforma en el sitio ideal para caer en las garras del monstruo que acecha.

En fin, merece ser vista y ser más conocida. Es una digna “B” horror movie muy bien presentada desde lo estético y retorcida en sus circunstancias narrativas. Es un producto que entretiene, resulta incitante y no se complica inútilmente en su historia.