Un aceptable thriller de suspense basado en una novela gráfica que presenta una trama engañosa y enmarañada, en donde el principal atractivo surge de la investigación que se lleva adelante sobre un caso de homicidio que esconde un misterioso secreto.

Kate Beckinsale interpreta a una oficial de policía que en la actualidad desempeña su cargo en tierras antárticas debido a un pasado traumático que la ha dejado turbada. Todo marcha normal hasta que en esa gélida localidad se presenta un posible caso de asesinato, lo cual la motivará a seguir confusas pistas que terminarán conectándola con un episodio ocurrido años atrás, del cual se desconoce con precisión sus detalles.

Es una propuesta que logra llamar la atención, en primer lugar porque el entramado narrativo desafía la capacidad de conjeturar del espectador, quien deberá -al igual que el personaje principal- ir atando cabos para lograr armar el rompecabezas que oculta una verdad tan importante que ha ocasionado una ola de homicidios. Y en segundo lugar, porque está muy bien recreado desde lo estético gracias a un correcto aporte de los efectos digitales. Además posee una sugerente ambientación con escenarios congelados, tormentas de nieve y una base aislada, en donde obviamente se siente mucho la opresión psicológica de estar a merced de un asesino con misteriosas intenciones.

En fin, lejos de ser una obra que se recordará como un clásico del género ya que tiene aire a refrito en algunos pasajes, al menos es una propuesta que nos presenta un argumento que nos motiva a conjeturar sobre la identidad del asesino y sus motivaciones. Está claro que si bien puede que sea un poco previsible en su resolución y que no entusiasme mucho más de lo normal en el desarrollo del nudo de la trama, no todo es tan simple como parece el descubrir con facilidad la esencia del conflicto narrativo.