Lo que comienza como una interesante oferta de suspense y terror psicológico, continúa siendo una manida sucesión de tópicos resultones que se repiten unos tras otros, hasta terminar en una confusa y demasiado ambigua propuesta que deja la amarga sensación de que los responsables no sabían cómo definir el final.

Esta alternativa vendría a ser muy similar en sus trazos a “The shining”, la claustrofóbica cinta de terror psicológico basada en la novela de Stephen King, donde un hotel maldito se apodera de las mentes de los que lo habitan.
Aquí cambiamos el escenario y nos trasladamos al desierto, a un campamento científico que está estudiando un lugar misterioso ubicado a 9 millas de profundidad debajo de la arena.

Claro que la calidad de la cinta desde lo narrativo dista mucho de la otra película mencionada. Pues “Nine Miles Down” es cine de clase B que al promediar el metraje se queda sin ideas, se agota la intriga y la trama comienza a repetirse monótonamente una y otra vez desarrollando golpes de orquesta y sustillos fáciles que no hacen progresar en intensidad a la historia. Y por si fuera poco, al aproximarse al final el filme deambula en la más triste indefinición, como si nadie supiera qué hacer para darle un cierre coherente al conflicto.

Desde las actuaciones sólo se ve un protagónico discreto de Adrian Paul como un investigador que poco a poco irá padeciendo las extrañas influencias malignas de un misterioso lugar que algo siniestro posee.
Mientras que Kate Nauta sale de femme fatale, donde ni su “lenguaje corporal” puede disimular que esta actriz sólo es capaz de brindar una actuación apenas mejor que la que podría ofrecer una actriz porno amateur.

Lo que sí está mínimamente logrado es la estética, al menos es un filme que está bastante bien presentado desde lo visual por ser un producto de limitado presupuesto.

También hay que destacar que al principio –y sólo allí- la cinta posee una atmósfera opresiva y asfixiante, donde hay pasajes surrealistas que llaman la atención. Pero como dije antes, luego al filme se le agotan las ideas, hay pocos personajes y los mismos no tienen mucho atractivo en sí. Por ende todo se torna redundante y muy poco lúcido desde las situaciones que dan vida al argumento.

En fin, la cinta comienza bien atrapando desde la tensión psicológica propuesta, pero lamentablemente el filme no progresa en emociones porque las ideas se acaban rápido, y es allí donde la cinta queda en piloto automático desplegando cine de horror convencional que poca lucidez aporta. Además, y para colmo de males, cerca del desenlace la cinta se enmaraña de tal forma que deja la sensación de que ni siquiera los guionistas sabían cómo rematar y darle una conclusión coherente a la ensalada mental que se les armó en el guión.