Quisiera al menos poder afirmar que esta película me resultó entretenida, pero contrariamente no me satisfizo al parecerme una especie de comedia fácil y liviana que te deja con un sabor a nada si le sacas los buenos momentos de fantasía ayudados por los conseguidos y oscarizados efectos especiales.
La cinta trata sobre esa obsesión siempre presente del ser humano, y especialmente del sexo femenino por verse cada día mejor e ir en contra de las leyes de la naturaleza, tratando de esquivar los efectos del envejecimiento. Desde allí Zemeckis intenta aferrar su discurso, el cual es una especie de parodia a todas esas situaciones artificiales que dan una salida efectiva a esta lucha contra el paso del tiempo, tales como cirugías, productos rejuvenecedores y demás estrategias estéticas. Puede entenderse al filme como una burla hacia ellos, pero en ningún momento me pareció divertida en sus alternativas. Con un humor bastante pueril, con gags muy poco efectivos, el filme redunda en la irregularidad más marcada. Si a ello le sumamos la pésima interpretación de Bruce Willis en este papel de cirujano plástico, quien irradia muy poca gracia, entonces estamos frente a un cinta que no cumple con su cometido de solazar. Su humor negro no funciona, a pesar del esfuerzo histriónico y valorable de Meryl Streep y Goldie Hawn en los protagónicos, quienes tratan de aportar simpatía a sus personajes. Pero la propuesta no funcionó para mi gusto, le faltó chispa, situaciones que provoquen la risa, en verdad me resultó bastante insulsa, casi sin sabor a nada o con mucho sabor a poco.
Una película que no cumple por tener una trama muy infantil, que significa un traspié importante en la filmografía de Zemeckis, un bochornoso papel interpretativo de Bruce Willis. Como contrapartida, tenemos la buena onda entre Streep y Hawn, la buena banda sonora de Alan Silvestri, los logrados efectos especiales. Poco, muy poco, que apenas alcanza para la calificación sin atenuantes de comedia pasatista regular.