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Voto de crisurdiales:
7
2011
Adam Horowitz (Creador), Edward Kitsis (Creador) ...
6,4
12.584
Serie de TV. Fantástico
Serie de TV (2011-2018). 7 temporadas. 156 episodios. Mezclando el mundo real y los cuentos de hadas, se cuenta la historia de Emma Swan, una mujer cuya vida cambia cuando su hijo, al que había dado en adopción diez años antes, la encuentra. Él cree que su madre pertenece a un mundo irreal y que es la hija de Blancanieves. (FILMAFFINITY)
4 de agosto de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de nada, hay que resaltar que Érase una vez es como el sushi, un gusto adquirido que acaba creando adicción y que mucha gente no va a soportar en su vida.
Cuando vi los dos o tres primeros episodios de la serie, la etiqueté como un plagio salvaje de "Fábulas" de Bill Willingham (si os gustan los comics, no deberíais pasar este por alto): a saber, los personajes de todos los cuentos de hadas que conocemos escapan a nuestro mundo huyendo de un mal indefinido y se asientan en Manhattan, donde llevan vidas todo lo normales que cabría esperar. Blancanieves es la administradora del inmueble, el Lobo Feroz es el Sheriff ... lo mejor de todo, el Príncipe Azul, que, claro está, se casó con TODAS las princesas de los cuentos -- no digo más.
Volviendo a la serie, Jennifer Morrison (para mi gusto un poquito inexpresiva, aunque hace lo que puede) sigue a un supuesto hijo que había dado en adopción 10 años antes a un pueblo perdido en Maine donde, según él, viven los personajes de todos los cuentos de hadas y, mire usted por donde, resulta que su madrastra es ni más ni menos que la Reina Malvada. Para más agravio, los padres de Morrison son, supuestamente, Blancanieves y el Príncipe, completando el culebrón venezolano de la familia del crío. Y, por si esto fuera poco, nadie se acuerda de nada porque la Reina los ha hechizado. Con un par.
La serie simultanea lo que ocurre en el mundo de los cuentos con lo que está pasando en Storybrooke y, después de tres episodios de romance azucarado entre Blancanieves -en el mundo real maestra de primaria solterona y envuelta en rebecas horteras- y su príncipe -paciente no identificado en coma en el hospital- se me pasaron las ganas de seguir y me moví hacia pastos más verdes. Meses más tarde, en casa de mi madre -que se engancha a todas las series que yo descarto- pillé varios episodios más y pude ver exactamente donde se separa del universo de Fábulas y, en mi opinión, los puntos fuertes de la serie: el paralelismo entre las personalidades de los personajes en uno y otro universo, la desmitificación de los arquetipos y la forma de entrelazar historias que, en principio, no tenían nada que ver. Y Robert Carlyle, por supuesto.
Yo diría que la serie despega definitivamente en el episodio 11 y que la segunda temporada mejora la primera con diferencia. No obstante, tiene algunos vaivenes que no me acaban de encajar, como las idas y venidas en la redención de los villanos, la introducción de personajes prometedores que, finalmente, sólo aparecen en un episodio o la explicación (inexistente) a algunos hechos de importancia significativa.
En cualquier caso, y a la espera de ver qué hace esta gente en la tercera temporada, me la apunto entre mis favoritas para echar un buen rato.
Cuando vi los dos o tres primeros episodios de la serie, la etiqueté como un plagio salvaje de "Fábulas" de Bill Willingham (si os gustan los comics, no deberíais pasar este por alto): a saber, los personajes de todos los cuentos de hadas que conocemos escapan a nuestro mundo huyendo de un mal indefinido y se asientan en Manhattan, donde llevan vidas todo lo normales que cabría esperar. Blancanieves es la administradora del inmueble, el Lobo Feroz es el Sheriff ... lo mejor de todo, el Príncipe Azul, que, claro está, se casó con TODAS las princesas de los cuentos -- no digo más.
Volviendo a la serie, Jennifer Morrison (para mi gusto un poquito inexpresiva, aunque hace lo que puede) sigue a un supuesto hijo que había dado en adopción 10 años antes a un pueblo perdido en Maine donde, según él, viven los personajes de todos los cuentos de hadas y, mire usted por donde, resulta que su madrastra es ni más ni menos que la Reina Malvada. Para más agravio, los padres de Morrison son, supuestamente, Blancanieves y el Príncipe, completando el culebrón venezolano de la familia del crío. Y, por si esto fuera poco, nadie se acuerda de nada porque la Reina los ha hechizado. Con un par.
La serie simultanea lo que ocurre en el mundo de los cuentos con lo que está pasando en Storybrooke y, después de tres episodios de romance azucarado entre Blancanieves -en el mundo real maestra de primaria solterona y envuelta en rebecas horteras- y su príncipe -paciente no identificado en coma en el hospital- se me pasaron las ganas de seguir y me moví hacia pastos más verdes. Meses más tarde, en casa de mi madre -que se engancha a todas las series que yo descarto- pillé varios episodios más y pude ver exactamente donde se separa del universo de Fábulas y, en mi opinión, los puntos fuertes de la serie: el paralelismo entre las personalidades de los personajes en uno y otro universo, la desmitificación de los arquetipos y la forma de entrelazar historias que, en principio, no tenían nada que ver. Y Robert Carlyle, por supuesto.
Yo diría que la serie despega definitivamente en el episodio 11 y que la segunda temporada mejora la primera con diferencia. No obstante, tiene algunos vaivenes que no me acaban de encajar, como las idas y venidas en la redención de los villanos, la introducción de personajes prometedores que, finalmente, sólo aparecen en un episodio o la explicación (inexistente) a algunos hechos de importancia significativa.
En cualquier caso, y a la espera de ver qué hace esta gente en la tercera temporada, me la apunto entre mis favoritas para echar un buen rato.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Definitivamente, lo mejor de la serie son los villanos y los secundarios, los protagonistas buenos me resultan un poco cansinos con tanta perfección. Esto me hace preguntarme si la tercera temporada, donde parece que van a dejar un poco de lado a los secundarios de siempre, estará a la altura del resto. Por lo menos siempre nos quedará Carlyle, clavando el papel de Rumplestintski, y Regina, haciendo doblete entre madre abnegada y Reina Malvada. Las historias de como éstos dos llegan a ser los monstruos que son (fueron) y como y por qué Rumple pone en marcha su plan es un trabajo de relojería que no tiene desperdicio. La guinda en el pastel hubiera sido que Rumple fuese el padre de Regina, como parecen apuntar en un par de episodios, pero finalmente se echan atrás. Lástima que esta gente no se moje.
A ver por donde salen los guionistas que, a fin de cuentas, se criaron en Perdidos o_O ...
A ver por donde salen los guionistas que, a fin de cuentas, se criaron en Perdidos o_O ...