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Voto de pablo garcia del pino:
10
Drama Ángel (Ovidi Montllor) es un cazador furtivo que vive en un bosque con su madre (Lola Gaos), una mujer tiránica y violenta. En uno de sus escasos viajes a la ciudad, conoce a Milagros (Alicia Sánchez), una chica que ha huido de un reformatorio y que es la amante de un delincuente llamado El Cuqui. Ángel la protege y la lleva a su casa. La animosidad de la madre hacia Milagros, así como la atracción que Ángel siente hacia ella desembocarán en un drama. (FILMAFFINITY) [+]
19 de noviembre de 2007
12 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Furtivos" se enclava en esa España dictatorial por la que pululan sus ostentosos arquetipos de funcionarios públicos o ministeriales, siempre ajustados a las buenas practicas morales y económicas, con sus apóstrofes de despecho a todo lo que no se aviniese a los puntos esenciales del dogma político imperante (súbditos fieles, aprovechados, y ridículos del arbitrario monstruo estatal, y que tan sabiamente patentiza el mismo Borau con su interpretación). Sigue luego todo ese submundo, ciudadano y, naturalmente, rural, con sus títeres, cargados de matices desvalidos, egocéntricos e ignorantes, y que jamás podrán ver más allá de sus necesidades físicas urgentes (ya sean incestuosas, por parte de una madre anuladora, posesiva y grosera, ya sean sexuales -como las del estupendo protagonista, que además se dedica a la caza furtiva-), y que, casi incorrupto, tras hallarse poseído por los reproductivos venenos reivindicadores de la autora de sus días (auténtico y siniestro adefesio, sublimemente encarnado por una Lola Gaos anoréxica y aguardentosa), se ve necesitado de un remedio rápido en cuanto a sexo se refiere (la oportuna aparición de la "pecadora" fugitiva -una "Mauricia la dura" galdosiana- del correccional femenino). Este film único e irrepetible, ofrenda un trasiego de pasiones esperpénticamente "espermatozoarias", más allá de toda la simbología entinieblada de un mundo físico, cuya moralidad posee las sacudidas regulares y matemáticas de todas las pasiones habidas y por haber. En "Furtivos" cuajan todas las frustraciones esquizoides de los humanos (una madre terrible que es arrancada de su cama paritoria por ese hijo que muerde al fin "con saña" tan insoportable cordón umbilical como el que lo une a ella; un asesinato al que no asistiremos, pero que claramente intuímos que va a ser perpetrado en la persona de la odiada intrusa que satisface las apetencias sexuales del vástago, y un final tan tremebundo -¡Pascual Duarte late por ahí!- como puedan ser esa madre y ese hijo), y siempre a medida de unos personajes que no desmayan jamás ante ese tiempo que cada uno se marca para sus necesidades. Las miserias humanas no son nunca un espectáculo gratificante, pero todos estamos hechos de ellas. Y el motor Borau las dosifica sabiamente. Se puede gozar de interpretaciones magníficas como las de Ovidi Montllor y Alicia Sánchez (cuyos acentos fueron forzosamente doblados). Y hasta reconciliarse con el desvalido infortunio miserabilista (en el film; y más tarde en su vida real) que mueven los actos criminales de aquella actriz portentosa que fue Lola Gaos. "Furtivos" rezuma genialidad, y lo único que podemos lamentar es que José Luís Borau parezca haber detenido la maquinaria perfecta de su cinematografía. ¡Hubiésemos querido mucho, pero que mucho más!
pablo garcia del pino
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