Anoche no paraba de preguntarme en qué momento el señor Brian de Palma se hizo con el título honorífico de Gran Director. Luego recordé la magnífica Carrie de 1976, que no podemos negar que es una de las mejores adaptaciones que se han hecho de una historia del maestro del terror; también me gustaron mucho Los Intocables de Eliot Ness, El Precio del Poder u Ojos de Serpiente, ésta última es una obsesión, la veía con mi prima cada dos por tres porque no dejaban de echarla por tv. Pero luego, con la extensa filmografía que tiene este hombre, me doy cuenta de que, en la mayoría de los casos, me aburre terriblemente. Prueba de ello es La Hoguera de las Vanidades, que no he logrado pasar de los veinte minutos nunca. No pienso que sea un mal director, pero si se llega a descuidar al principio de su carrera, le hubiéramos podido llamar el Hitchcok de Antena 3, y es que, no es sólo que emule al genio del suspense, es que de Palma no da para más. Hace un par de años, más o menos, escribí, si no recuerdo mal, una crítica sobre su cinta Passion, con dos grandes protagonistas (Rachel McAdams y Noomi Rapace), a la que le pasaba algo parecido que en Vestida Para Matar y es que no veo un sello especial de Brian de Palma, sólo veo un corta y pega de grandes genios. Tomas idénticas (que sí, que las han hecho muchos, pero siempre dejan su impronta), bandas sonoras cutres y que no pegan nada, una fotografía en general mala, una dirección pésima por regla general, salvando las excepciones de cinco de sus metrajes, me queda un conjunto feo, soporífero y cuya firma parece que es «hacerlo todo a lo cutre o peor». ¡Ojo! Es una opinión muy personal, yo no podría dirigir mejor que él, probablemente peor sí, pero seguro que dejaba una señal mía, algo personalizado para que todos dijeran «ella estuvo allí», o igual no, ¡vete tú a saber!
Todos copiamos, emulamos, nos inspiramos en alguien que hizo algo parecido antes que nosotros. Es normal, casi está todo inventado, pero quién hace algo nuevo es digno de todos los halagos, igual que aquél que copia a otro y lo hace bien. De Palma no es de esos.
Dressed to Kill era una buena idea y tenía grandes ingredientes, además cuenta con las estrellas del momento Michael Caine (Alfie, Hannah y sus Hermanas, Un Par de Seductores y unas 151 cintas más), Nancy Allen (Robocop, Carrie) y Angie Dickinson . La cinta empieza con una primera media hora aburrida, soporífera, casi sin sentido. De Palma tiene el problema de la narrativa y ahora que sé que muchos guiones son suyos, pues lo mismo debería haberse planteado el que los escribiera otro. No sé, por ejemplo, Wes Craven creaba universos con su compañero Kevin Williamson; Craven dirigía bien pero Wlliamson era un poeta. Una colaboración buena y a tiempo nunca está de más. Pero, al caso, es que de Palma hace que los tres actores principales lo hagan mal. Ahora os preguntáis –o igual no- ¿entonces, si piensas eso, por qué le pones un aprobado en total? Bueno, es que me encanta Allen, y Caine me resulta siempre simpático; Dickinson no sé quién es y aquí lo hace tan mal que no quiero, de momento, ver nada de ella. La banda sonora es mediocre, da pena escucharla, no pega nada, es como si llegase tarde o pronto. La fotografía es cutre (casi siempre) y me parece increíble después de ver Carrie. De Palma es un director de serie B (y a mí me encanta la serie B), pero en este caso no quiero intentarlo más.
Todos nos decepcionan en algún momento. J.J. Abrams hace unos finales de mierda (pero sus filmes están bastante bien). Fincher no me decepciona nunca, la verdad. Scorsese tiene algún momento soporífero total. Nolan…es Nolan, tienes que estudiar antes y después de ver una de sus películas. Yo que sé, Carpenter tiene su propio sello, y a veces es cutre del todo, pero con de Palma, definitivamente, va a ser que no. Tiene una gran filmografía (en número) y de momento sólo puedo salvar tres o cuatro, que fue cuando le hablaron Las Musas. Lo que decía antes, si se descuida un poco, termina en la sesión del medio día de Antena 3: El Peliculón.