Es un hecho palpable que nuestro genio se nos ha hecho mayor. El festival de Rifkin es un bonito paseo por San Sebastián y también es un lugar común para los amantes de este director; no hablo de la hermosa ciudad que tanto le gusta, sino del guion. Es un lugar tranquilo para los que nos gustan sus películas. No nos cuenta nada nuevo, incluso me he reído bastante menos que en otras ocasiones, sin embargo es agradable pasar una hora y media con él; con sus neurosis, sus preocupaciones, sus miedos, sus viejos chistes.

Ha desaprovechado un poco a grandes actores como Wallace Shawn (La Princesa Prometida; Clueless o Gossip Girl) que nos ha demostrado en infinidad de papeles que puede ser, incluso, más neurasténico que el propio Allen, aun así, he disfrutado viéndole; la magnífica y super sexy Gina Gershon (Show Girls) está fantástica, madura como actriz y más impresionante si cabe que cuando la vimos haciendo bailes eróticos; Elena Anaya, está como siempre, comedida, sin más; Louis Garrel (Soñadores) muy desaprovechado ¡por favor, que salió en la película Soñadores!, un desperdicio en este caso; Christoph Waltz haciendo de la muerte (y hablando con un judío, después de sus papeles como Nazi) es genial. En general Allen nos hace un bonito resumen de sus cintas favoritas. Sin olvidarnos de esa música que siempre es un placer escuchar.

No es lo más grande de Allen, pero si él te gusta y un día estás triste, aburrido, enfadado o lo que sea, pues está bien.