Jaume Collet-Serra, este director español, afincado en Hollywood desde 1992 -tenía 18 años y empezó a estudiar cine en los Ángeles- vuelve a sus orígenes de terror (en 2004 filmó La Casa de Cera -para mí sigue siendo su mejor trabajo-, La Huérfana en 2009 -con una increíble Vera Farmiga- y más tarde la maravillosa Mindscape en 2013). El largometraje está grabado en Australia, con una bellísima fotografía y unos magníficos planos de esa naturaleza hermosa y a la vez mortal. No la considero original, es una mezcla de Tiburón, haciendo homenaje a la misma en varias ocasiones y también de La Playa, cinta infravalorada, pero que parece que el director coge alguna escena mítica de este film. Blake Lively (Gossio Girl), está espectacular, saliendo de su zona de confort de niña pija y bien vestida, para deleitarnos con el terror de esa inmensa soledad que es el mar y la impotencia de no poder comunicarte. Otro punto a favor es el tiempo que dura, no se alarga demasiado y así no aburre. Nada se puede comparar con el clásico de culto Jaws, pero los tiburones siempre funcionan.