El cinco de julio escribí mi última crítica y después me sobrevino el aburrimiento ante todo lo que veía, nada merecía que escribiese un ratito en mi página favorita de cine, pero este fin de semana pasado tenía dos días intensos. Primero tocaba Nolan, con Oppenheimer –que a pesar de ser larguísima, es buena, es Nolan en estado puro, sin sorpresas-, y después, el domingo, tocaba El Gran Fincher; muchas ganas de ver algo suyo, pero…

Empezó, y siempre es un placer ver a Michael Fassbender, porque trabaja bien y es muy atractivo.

Primera media hora y todavía estoy esperando que pase algo, que me apasione, que me absorba la trama, la historia, el relato, vamos, pero me doy cuenta de que estoy bostezando y de que se me cierran los párpados, y pienso…¡no puede ser, estaré cansada! Pero una hora después todo en mí sigue igual, o peor, porque me he ido tumbando en el sofá, me siento incómoda y estoy deseando que termine la cinta porque ¡me aburro como una ostra!

Ese Fincher que grabó el mejor thriller de la historia del cine –para mí, claro- y hablo de Seven, pero también de Zodiac, que es toda intensidad y no puedes dejar de mirar la pantalla, es La Red Social –inteligente y sin miedo a los protagonistas- o es El Club de la lucha, tan precisa, loca y adictiva, o la increíble Perdida, otra de mis favoritas.

Decepcionante film de nada menos que dos horas de duración cuando podía haber estado trabajando en otra temporada de Mindhunter, apasionante serie sobre la psicología de los asesinos y el trabajo del FBI. Y luego leo sus declaraciones sobre el Cine, que si huele a rancio, a viejo y que nos tenemos que acostumbrar a ver Netflix en casa.

Y digo yo…hay cines y cines, unos huelen a rancio, es cierto, pero la experiencia de la Gran Pantalla sigue siendo inmensa y al final es también algo social, una actividad con la que sales de casa, disfrutas de dos horas y luego te vas a tomar algo y lo comentas con tus amigos. Y sí, también lo puedes hacer en casa, con ruido de fondo porque tus vecinos no dejan de dar por saco y en la calle gritan o ladran los perros. Y no hablemos de quien ve esto en una pantalla de teléfono móvil o en una Tablet. ¿Se puede sentir lo mismo en estos casos? Creo que es imposible y pienso que el señor Fincher sufre un caso de locura transitoria y espero que se le pase. Y no me parece mal que trabaje con Netflix –yo adoro la plataforma- pero no tiene nada que ver con el hecho cultural en sí, con el significado que sigue teniendo –espero- ir a una gran sala. No, Fincher, ha sido una experiencia de lo más decepcionante y en mi mundo estabas siempre por encima de Nolan, pero esta vez no. Nolan se sigue quedando con una nota casi perfecta y tú suspendes por primera vez, porque me diste sueño y la peli es un rollazo, aunque esté perfectamente grabada y todos hagan un trabajo excepcional; y puede que la novela gráfica en la que se basa sea una gozada, pero este no eres tú. Se metieron mucho con Mank, pero aun en ese caso se notaba tu fuerza, tu firma.

Fincher debe estar pasando un mal momento y tendré paciencia para ver su próximo trabajo, y espero sinceramente que se le pase la tontería de decirnos que ya no tenemos que ir a una sala de cine -¡y eso que está caro de narices!-

En resumen, El asesino no me ha contado nada interesante, no la he vivido, no la he sentido, no me ha puesto nerviosa, ha sido una mala experiencia.