Inquietante y perturbador, este film nos introduce en el mundo de la cirugía estética llevada a un nivel extremo en el afán de algunas personas por ser diferentes, hasta el punto de que algunas ni siquiera parecen humanas.
Pero además toca el tema de la violencia, la venganza y el castigo. Es una película sexy, llena de tensión, sin tramos aburridos y sin caer en el gore exagerado -o quizás sí-. Es sutil, pero no lo suficiente como para dejarnos indiferentes.

Escrita y dirigida por las hermanas Soska, consideradas polémicas por el uso de escenas violentas y explícitas, además de mucha casquería. La historia está escrita específicamente para que la protagonizase una de las nuevas «reinas del grito», la increíble Katharine Isabelle, a la que podemos ver en Gingers Snaps. La cinta no tiene efectos digitales, todo son personas reales relacionadas con la comunidad de Modificación Corporal o se utiliza el maquillaje y los efectos de antaño (lo que se agradece), es decir, todo es muy artesanal.

Isabelle está soberbia en el papel de Mary. La historia engancha desde el primer fotograma. La música mezcla lo clásico con el rock y el heavy y funciona a la perfección.

Las gemelas aparecen en la película como las gemelas Badass y Tristan Risk es nuestra Betty Boop (imitando incluso su voz, ver en versión original).