Media votos
6,3
Votos
425
Críticas
31
Listas
1
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de Puercoespín:
9
8,3
14.752
Drama
El Jaibo es un adolescente que escapa de un correccional y se reúne en el barrio con sus amigos. Unos días después, el Jaibo mata, en presencia de su amigo Pedro, al muchacho que supuestamente tuvo la culpa de que lo enviaran al reformatorio. A partir de entonces, los destinos de Pedro y el Jaibo estarán trágicamente unidos. (FILMAFFINITY)
31 de diciembre de 2009
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Posiblemente me bastaría encontrar la escena del sueño de Pedro en cualquier película para justificar su visionado. Emocionante representación de los remordimientos, temores y carencias afectivas en una única escena que me ha parecido de una maestría enorme. El caso es que dicha escena no es un hecho aislado más o menos casual, sino que es parte de una gran historia narrada con mucha habilidad, dando un nivel muy alto a los escasos 80 minutos de duración.
Los exteriores, desde las casas de los protagonistas hasta la desolada zona donde Jaibo se esconde y donde también el ciego vive con su nuevo lazarillo, me recuerdan al Rossellini de Alemania Año Cero o Paisá. La pobreza y las carencias asociadas a ella son uno de los protagonistas y Buñuel obtiene maravillas visuales de ese entorno.
La trama principal nos muestra a Jaibo y a Pedro, niños/adolescentes que forman parte de una pandilla callejera que intenta conseguir de entre una pobreza desoladora unos cuantos pesos con pequeños y miserables hurtos una vez que Jaibo, tras aprender unos cuantos trucos en el correccional, se convierte en su líder. A partir del ajuste de cuentas en el que a Jaibo se le va la mano matando al supuesto chivato que le encerró, vemos cómo la maldad tiene diferentes naturalezas o alcances, ya que Jaibo, sin padre ni madre conocidos y Pedro, con una madre viúda que no siente cariño por él, se han hecho duros y viles ante la necesidad y el desarraigo social, pero sus potencialidades y sus actitudes son muy diferentes.
El mundo reflejado en Los Olvidados es miserable y egoísta, con personajes sobreviviendo sin apenas nada, niños abandonados, madres que rechazan a sus hijos y jovencitas que constantemente deben evitar el manoseo de los hombres con los que se cruzan y cuyo futuro podría estar ya dibujado. Un mundo sin respeto, analfabetizado y en el que cuesta ver una esperanza de futuro incluso para aquellas almas que, como el lazarillo que inicialmente espera a su padre, todavía emanan un reflejo bondadoso que el contexto posiblemente acabe apagando.
Los exteriores, desde las casas de los protagonistas hasta la desolada zona donde Jaibo se esconde y donde también el ciego vive con su nuevo lazarillo, me recuerdan al Rossellini de Alemania Año Cero o Paisá. La pobreza y las carencias asociadas a ella son uno de los protagonistas y Buñuel obtiene maravillas visuales de ese entorno.
La trama principal nos muestra a Jaibo y a Pedro, niños/adolescentes que forman parte de una pandilla callejera que intenta conseguir de entre una pobreza desoladora unos cuantos pesos con pequeños y miserables hurtos una vez que Jaibo, tras aprender unos cuantos trucos en el correccional, se convierte en su líder. A partir del ajuste de cuentas en el que a Jaibo se le va la mano matando al supuesto chivato que le encerró, vemos cómo la maldad tiene diferentes naturalezas o alcances, ya que Jaibo, sin padre ni madre conocidos y Pedro, con una madre viúda que no siente cariño por él, se han hecho duros y viles ante la necesidad y el desarraigo social, pero sus potencialidades y sus actitudes son muy diferentes.
El mundo reflejado en Los Olvidados es miserable y egoísta, con personajes sobreviviendo sin apenas nada, niños abandonados, madres que rechazan a sus hijos y jovencitas que constantemente deben evitar el manoseo de los hombres con los que se cruzan y cuyo futuro podría estar ya dibujado. Un mundo sin respeto, analfabetizado y en el que cuesta ver una esperanza de futuro incluso para aquellas almas que, como el lazarillo que inicialmente espera a su padre, todavía emanan un reflejo bondadoso que el contexto posiblemente acabe apagando.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Jaibo es el delincuente marginal atrevido pero traicionero, sin bondad ni solución, con un destino que difícilmente habría diferido en el tiempo si no fuese abatido por la policía. Pedro, en cambio, ofrece la vertiente de ser una víctima, en gran parte, de su contexto. La pobreza y el entorno, junto con el desarraigo familiar, lo convierten en un niño de la calle involucrado en continuos problemas, al que el infortunio, forzado por las actuaciones de Jaibo, no le permite abandonar su situación.
La tragedia de Pedro hace que la película sea aparte de dura, si cabe, más creible. No hay moralina ni final feliz que nos alivie tras ver el infortunio en el que se convierte su vida. De hecho, Buñuel es especialmente cruel con su destino y la escena final es un fuerte y real reflejo tanto de la situación representada como de la importancia social de determinados problemas ya no en la película, sino en términos globales. Buñuel nos ofrece lo que queremos, una escombrera donde poder hacer desaparecer todos estos dramas de los que no queremos ser conscientes.
La tragedia de Pedro hace que la película sea aparte de dura, si cabe, más creible. No hay moralina ni final feliz que nos alivie tras ver el infortunio en el que se convierte su vida. De hecho, Buñuel es especialmente cruel con su destino y la escena final es un fuerte y real reflejo tanto de la situación representada como de la importancia social de determinados problemas ya no en la película, sino en términos globales. Buñuel nos ofrece lo que queremos, una escombrera donde poder hacer desaparecer todos estos dramas de los que no queremos ser conscientes.