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España España · teruel
Voto de simón:
10
Thriller. Acción. Drama. Cine negro Durante el día, Driver (Ryan Gosling) trabaja en un taller y es conductor especialista de cine, pero, algunas noches de forma esporádica, trabaja como chófer para delincuentes. Shannon, su jefe, que conoce bien su talento al volante, lo mismo le busca directores de cine y televisión que criminales que necesiten al mejor conductor para sus fugas, llevándose la correspondiente comisión. Pero el mundo de Driver comienza a cambiar el día en ... [+]
24 de marzo de 2012
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Suena cadenciosamente la melodía triste de la conmovedora “nigth call” y en un plano medio se nos muestra de espaldas la figura de nuestro particular antihéroe, dirigiendo un auto, parábola de su propia vida, por la más absoluta soledad de unas calles desiertas, metáfora y síntoma a la vez; sobrio, asiendo firmemente las aristas romas del volante que maneja con especial delicadeza, dirigiéndose calmadamente hacia un destino tan incierto como desconocido, atravesando en silencio las arterias de la acechante ciudad de Los ángeles, con sus resplandecientes luces travistiendo la oscuridad de la noche.
De pronto se corta la imagen anterior mostrándosenos un primer plano de perfil del protagonista, al tiempo que detiene su lujoso vehículo, un primer plano de un individuo con la mirada perdida, trufada de heridas aún abiertas, supurante de un dolor muy reciente, lastrada por el último recuerdo, aún muy vivo e íntimo, de su vida acercándose lentamente hacia el gran abismo de la soledad.
En ese preciso instante se proyectan las letras del título del film en un tono fucsia muy vivo, con ribetes de films de los setenta, llenos de antihéroes y villanos renegados y en lucha constante contra su propio destino. Con ese gesto tan simple, en los primeros compases de esta antiutópica película, el director nos ha trasladado toda la pesadumbre existencial de un individuo desubicado, curtido por los golpes propinados por una jungla caótica de gasolina y asfalto, nos ha trasmitido su impostada dureza, su más íntimo pesar, su estoicismo ante infortunios difícilmente disimulados.
En ese sublime momento, en ese maravilloso instante de cine comprimido, podemos advertir que nos encontramos ante una estimulante descripción del hombre postmoderno, un relato de valores, de huidas y soledades, un silencioso retrato fotográfico de todas esas frustraciones atrincheradas en el rincón más oscuro de nuestro corazón, por el devenir de una vida que no siempre sonríe como hubiésemos deseado.
Nuestro particular héroe, de mirada triste y perdida, como en los mejores westerns, no necesita verbalizar sus íntimas cuitas personales, no precisa de grandes palabras para mostrar todos sus sentimientos; nuestro héroe se hace de miradas y silencios, y sobre todo de gestos, de acciones, de exorcizantes abscesos ultra violentos que en un primer momento pueden desconcertar, que en primer momento pueden provocar rechazo en todas aquellas personas que no se esfuercen en intentar comprenderlo, para qué, de todas formas a estas personas que lo prejuzgan, que no se preocupan en comprenderlo, a nuestro héroe no le interesan, al igual que a ti y a mí.
simón
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