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España España · teruel
Voto de simón:
5
Romance. Comedia. Drama Javier, un estudiante francés de económicas, decide pasar un año en Barcelona para aprender español. Se instala en una casa donde convive con otros siete estudiantes europeos: un italiano, una inglesa, un danés, un belga, un alemán y una española. Todos los compañeros del piso se encuentran en la misma situación, todos ellos están estudiando en Barcelona gracias al programa de intercambio universitario europeo Erasmus. (FILMAFFINITY)
19 de enero de 2010
1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Quién querría madrugar? ¿Quién levantarse a las siete de la mañana para ir al tajo?
¿Quién desearía aguantar cada día a un jefe que le putearía casi por sistema, sólo porque en un momento decisivo de la vida no aceptó desarrollar el noble oficio de “lameculos”?
¿Quién querría trabajar ocho horas diarias, después de hora y media perdida en desplazamientos, por un sueldo que a duras penas alcanza para pagar el alquiler de una sucia vivienda compartida?
¿A quién le gustaría trabajar en una actividad que detesta o, incluso, estudiar muchas horas al día pudiendo vivir sin hacer absolutamente nada?
¿Quién querría trabajar estando ya sus padres para costear los caros caprichos?
¿A quién le gustaría acostarse temprano sólo porque al día siguiente tuviese que ir a una clase a soportar charlas sobre cuestiones que no le interesarían siquiera como inversión para un futuro laboral?
¿Quién desearía renunciar a largas noches de juerga bebiendo, ligando y filosofando con los amigotes porque al día siguiente tuviese que madrugar para estudiar el tocho de apuntes que se apilarían en varias capas sobre la mesa del escritorio?
¿Quién desecharía la posibilidad de viajar a un país extranjero para conocer nuevos estilos de vida o intimar con nuevos amigos, si el coste del viaje fuese sufragado, parte por el estado, parte por sus generosos padres?
¿Quién no desearía vivir alejado de miradas curiosas para vivir una experiencia llena de excesos de ocio y ausencia de responsabilidad?
¿Quién rehusaría la posibilidad de vivir todos los días del año como si fuesen sábados?
¿Quién no desearía vivir imbuido en una permanente juerga con personas que en esos momento tendrían exactamente sus mismas inquietudes, esto es, la diversión sin límites ni freno?
¿Quién rechazaría consumar un año con la sensación inequívoca de que la vida es un continuo de juerga y diversión?
¿A quién le gustaría tener que rendir cuentas por los excesos cometidos durante todo un año?
¿Quién desearía instalarse en la realidad de la vida cuando la vida cotidiana ya sería la ilusoria cima de momentos irreales?
Respuesta: nadie.
YO TAMBIÉN QUIERO SER ERASMUS.
simón
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