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Voto de Lucas Liz:
3
Drama En 1924, con sólo 29 años, J. Edgar Hoover fue nombrado director general del FBI para que reorganizara la institución. Obsesionado con detener a comunistas, gángsters, delincuentes y a cualquiera que fuera un peligro para la nación, Hoover ocupó el cargo hasta su muerte en 1972, sobreviviendo a siete presidentes, alguno de los cuales intentó inútilmente destituirlo. Los archivos que guardaba celosamente, llenos de secretos inconfesables ... [+]
4 de junio de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La cinta es confusa ya que trata de describir tanto las inquietudes personales como las profesionales del propio Hoover y no consigue ni una cosa ni la otra. Nos quiere acercar a los dos lados del personaje y creemos sinceramente que fracasa en ambas asignaturas.
Por un lado trata de describirnos a un frío mandatario obsesionado por la lucha contra el enemigo, llámese éste comunismo, delincuencia, terrorismo, etc., en cuya batalla no quiere trabas administrativas que puedan interferir en la labor de su oficina de investigación, la cual modernizará y dotará de los medios necesarios y del poder suficiente para ejercer la labor tal y como el la concibe. Su ansia de poder, de manejar información, de combatir a sus enemigos le ciega y le lleva a traspasar la legalidad en sus métodos. Así es como llegará a manejar un archivo privado repleto de expedientes comprometidos con información escabrosa sobre mandatarios, familias y sus entornos. Eso le hacía ser respetado e incluso temido, hasta tal punto que cualquier presidente entrante tenía como una de sus primeras prioridades reunirse con él, cortesía que no podía obviar. Incluso el presidente Nixon, a la muerte de Hoover, intentó por todos los medios hacerse con esos archivos; nunca lo consiguió, estaban celosamente custodiados por la fiel secretaria de Hoover (papel interpretado por Naomi Watts).
Por otro lado, la cinta se aproxima al lado más personal de Hoover, al trato y la dependencia de su madre, a su necesidad de reconocimiento público, a su oculta homosexualidad, a sus frustraciones personales...
No obstante, en ambos enfoques, tanto en la descripción personal como en la aproximación profesional, la película fracasa. Es poco arriesgada, poco provocadora, poco atrevida e Eastwood le da un toque muy discreto, carente de pasión y lejos de lo escandaloso que podría haber sido el personaje en sí mismo.
Otro elemento que nos aleja del film es el maquillaje y la caracterización de la vejez de los personajes; muy mala y muy poco creíble.
Sobre las interpretaciones casi no queremos ni decir nada, porque esa capa de maquillaje, cera y caretas nos alejan, nos distancian de los actores y de su trabajo. Leonardo DiCaprio está convincente, salvo por el elemento que hemos comentado, y eso que no es de los preferidos de esta ventana de ignorancia. Naomi Watts se queda en un florero Ming adornando el retrete de un bar de tapas.... Ya me entienden.
Una película decepcionante y de lo peor que hemos visto del gran y admirado por nosotros Clint Eastwood, que esta vez entendemos que se estrella contra una película compleja, quedándose en lo políticamente correcto, o lo que es lo mismo, en el limbo de lo incierto sin rascar en el personaje, ni en lo perverso, trastornado y complejo del mismo. Poco atrevida y poco provocadora, cuando el personaje daba de sí.
Lucas Liz
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