Majestuosa película. Sin duda la mejor de Nicolas Cage junto a Leaving las Vegas. Quizá en esta última empapa mejor la esencia dramática, en El Señor de la Guerra el personaje que interpreta resulta más frío y en ocasiones más inexpresivo, pero creo que eso en esta ocasión es más una virtud que un defecto, pues creo que es debido a las exigencias del guión y no a las deficiencias del señor Cage.

La historia va de un traficante de armas que aprovecha el desmembramiento de la Unión Soviética para hacer negocios en los países africanos. Pero detrás de ese dinero y esas armas está la cruda realidad de gente que muere.

La película es cruda y directa, no nos enseña hipócritas moralinas a las que tanto nos tiene acostumbrados el cine norteamericano.

El personaje principal está muy bien dibujado y perfectamente interpretado. Con una moral autocreada donde la familia y él mismo es lo primero -Si no lo hago yo, lo hará el que venga detrás, el mundo seguirá siendo igual de malo aunque no venda yo las armas- Este personaje irá notando como ese falso acuerdo de moral consigo mismo se irá desmembrando poco a poco. El ritmo de la película es el adecuado, no cansa en los momentos más íntimos de los personajes y no estresa en los momento de más acción

Andrew Niccol, más conocido como guionista que como director por películas tan taquilleras como: La Terminal, Gattaca, El Show de Truman o últimamente In Time (de la que hablaré en otra ocasión). Esta vez la borda en su papel de guionista y director, creando un film que no deja a nadie indiferente, tanto por un argumento fresco, desgraciadamente siempre de actualidad, como por lo bien dirigida y llevada que está la película.