Interesante film, que al igual que muchos de los éxitos de Kurosawa, nos muestra el medievo japonés, inmiscuyéndonos en guerras de clanes o luchas de honor entre samurais, con un estilo muy propio, que el Japón conocen como chambara, y que aquí se viene traduciendo cómodamente como cine de samurais, como bien reza el título.
La película, que constituye el gran comienzo de una laureada trilogía (para mayor éxito de la estrella protagonista: Un Mifune colosal en este tipo de papeles), condensa la acción, las aventuras y el drama, pero ante todo es un film en torno al honor y todo lo que ello conlleva en un país tan anclado en las tradiciones como es Japón.
Rodada en color, aspecto cuando menos poco usual en el Japón de la época, el film se llevó el Oscar a la mejor película de habla no inglesa.