Aunque calificarla como el mejor de la historia es aventurarse demasiado, pero aún así “Chicago” no deja de ser un peliculón imperdible en toda regla.

Desde los vestuarios, pasando por las interpretaciones y los números musicales, hasta terminar en la brillante partitura musical. Todo resulta extraordinariamente majestuoso en éste tremendo musical dirigido por Rob Marshall que como es obvio, a su vez es una acertadísima crítica al patético circo que se montan las penosas estrellitas de moda y los tabloides para generar popularidad y ganancias.

Nada raro que se alzara con 6 merecidísimos premios de la Academia incluyendo el de mejor película aunque lastimosamente eso no ha ayudado a cambiar la opinión de la gente que todavía no acepta los musicales (el género más infravalorado) tachándolo de “aburrido” o “ridículo”. “Chicago” en ningún momento decae y al contrario, te atrapa con ese maravilloso jazz y con las magistrales coreografías del reparto.